El Congreso de la Ciudad de México aprobó el dictamen de la iniciativa ciudadana preferente sobre tauromaquia, estableciendo la prohibición del maltrato y la muerte del toro dentro y fuera de la plaza, es decir, eliminar la violencia en la fiesta brava. La reforma busca equilibrar el respeto a los derechos de los animales con la preservación de la tauromaquia como expresión cultural.
La propuesta, presentada por la Comisión de Puntos Constitucionales e Iniciativas Ciudadanas, incorpora modificaciones a la Ley de Protección y Bienestar Animal de la Ciudad de México. La diputada Daniela Gicela Álvarez Camacho (PAN) destacó que, por primera vez, se logró consenso en un tema históricamente polarizante, impulsado por la iniciativa ciudadana respaldada por más de 27 mil firmas.
En el debate legislativo, la diputada Nora Arias Contreras (PRD) subrayó que la reforma adapta la tauromaquia a los valores éticos contemporáneos sin prohibirla. En la misma línea, la diputada Tania Nanette Larios Pérez (PRI) enfatizó que el avance representa un paso en la protección de los derechos de los seres sintientes, sentando un precedente para la regulación de otras industrias que involucren explotación animal.
Por su parte, el diputado Royfid Torres González (MC) resaltó que el dictamen garantiza espectáculos libres de maltrato y protege la tradición. Desde el PT, Ernesto Villarreal Cantú reconoció el ejercicio de diálogo democrático que permitió alcanzar acuerdos entre distintas fuerzas políticas.
Jesús Sesma Suárez (PVEM) celebró la aprobación como una victoria histórica en la defensa de los seres sintientes, señalando que el 80% de la población mexicana está a favor de erradicar el maltrato en la tauromaquia. En contraste, el diputado Federico Chávez Semerena (PAN) calificó la reforma como “tibia y mediocre”, pero votó a favor al considerarla un paso en la dirección correcta contra la violencia animalista.
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El diputado Víctor Hugo Romo de Vivar Guerra (MORENA) calificó el dictamen como un hito en la protección animal en la capital, armonizando la tradición con el respeto a los derechos de los seres sintientes. La reserva aprobada al dictamen establece que los toros deberán regresar a la ganadería o a su propietario tras el espectáculo, reforzando la prohibición de su sacrificio.
Con esta reforma, la Ciudad de México marca un precedente en la regulación de espectáculos taurinos sin violencia, equilibrando el respeto por la vida animal con la preservación de una práctica con arraigo cultural en el país.
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