Este domingo, Israel intensificó sus operaciones militares en Medio Oriente, lanzando nuevos bombardeos sobre posiciones del grupo islamista Hezbolá en Líbano y contra objetivos hutíes en Yemen.
En total, los ataques dejaron cerca de 50 muertos, marcando un nuevo capítulo en la escalada de violencia en la región.
En Líbano, los bombardeos israelíes, que se concentraron principalmente en los suburbios del sur de Beirut, han causado una gran devastación.
Este área, un bastión de Hezbolá, fue sacudida por fuertes explosiones que arrasaron edificios y causaron la muerte de decenas de personas. Entre las víctimas se encuentra el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, quien fue abatido el viernes pasado junto con varios de sus seguidores en un ataque que ha desatado una fuerte respuesta del grupo.
En total, Israel informó que ha alcanzado 120 objetivos en el Líbano como parte de su ofensiva.
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Simultáneamente, el ejército israelí amplió sus operaciones hacia Yemen en respuesta a un ataque hutí, quienes reivindicaron el lanzamiento de un misil contra el aeropuerto de Tel Aviv.
Las fuerzas israelíes bombardearon posiciones en el oeste de Yemen, dejando al menos cuatro muertos, según medios controlados por los rebeldes hutíes.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, justificó la operación diciendo: “Ningún lugar está demasiado lejos para Israel”, en referencia a los ataques contra los hutíes.
La situación en la región sigue siendo tensa, con un aumento de las acciones militares que amenaza con extender el conflicto a nuevos frentes.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la creciente violencia, mientras se espera una respuesta de Hezbolá a los ataques que han diezmado su liderazgo.
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