El fútbol femenil en México y su importancia en la psicología
Por Diego Dávila Cardoso
En días pasados se vivieron momentos mágicos para el fútbol femenino en nuestro país, primero con la victoria de la selección femenina sub-20 ante Canadá y EUA consiguiendo así su pase al mundial de la especialidad para el año 2024 y también la final de la liga MX entre América y Pachuca femenil tras vencer a dos de las escuadras más importantes en el país, logrando el récord de asistencia de casi 60,000 personas en un partido oficial.
En el año 2017 se creó un parteaguas en el desarrollo profesional del fútbol femenil mexicano, construyendo de manera sólida un proyecto que ha crecido a pasos agigantados consolidando a la máxima categoría y hace poco tiempo instaurando también el torneo profesional sub-18 dándole oportunidad de una formación deportiva a más mujeres interesadas en la competencia profesional.
Si bien, todo este crecimiento ha sido fundamental en el desarrollo de las futbolistas, no todos los equipos de la liga son protagonistas, incluso se puede notar el poco interés de ciertos directivos haciendo lo mínimo en la consideración de su escuadra femenil creando así una brecha de equipos que deciden invertir en una estructura de trabajo sería emulando a su plantilla varonil, desarrollando talento y trayendo jugadoras con un palmarés importante y directivos que se ven en la obligación de contar con un equipo femenil.
Esta situación y en conjunto con el futbol varonil en nuestro país, se debe plantear la consolidación de un proyecto serio, que implique el crecimiento de jugadores desde edades tempranas desarrollando habilidades físicas, técnicas, tácticas y psicológicas, acorde a su edad y que será relevante el invertir en ellos para el crecimiento de la liga y en las diferentes categorías en selecciones nacionales.
Normalmente en deportes como el fútbol sin diferenciar el género, una de las situaciones que con mayor frecuencia se comentan en medios de comunicación, los mismos jugadores y entrenadores en entrevistas ha sido el aspecto mental, pero a diferencia de la nutrición, la fisioterapia o la preparación física, la psicología generalmente no cuenta con un especialista en el deporte que pueda entrenar habilidades y destrezas mentales que puedan ayudar a los futbolistas no solo en el desarrollo del deporte sino en aspectos importantes como la toma de decisiones, el control emocional, habilidades de liderazgo, resiliencia, entre otras que a diferencia de los aspectos técnicos o tácticos se van aprendiendo con base en las experiencias vividas o como diría el refrán “después del niño ahogado se tapa el pozo” desarrollando estás habilidades sin un entrenamiento o supervisión psicológica, que, como en la vida y de acuerdo con nuestro tipo de personalidad vamos “resolviendo” sin tomar en cuenta la necesidad de un psicólogo para prevenir, desarrollar y generar conductas en búsqueda de los objetivos y desempeño esperados.
En consecución a lo antes mencionado, las experiencias vividas por cada uno de los deportistas, entrenadores, cuerpos técnicos y directivos responden al cómo actuar ante una situación determinada con base en la experiencia y si esas conductas resultan positivas en la toma de decisiones es menor la idea de consultar con un especialista en la salud mental, por lo que en el futbol mexicano es muy difícil encontrar a un psicólogo del deporte en el staff técnico de un equipo masculino o femenino.
Si bien, con mayor frecuencia se escuchan nombres de jugadoras que buscan el apoyo psicológico, aún no se observa con claridad la necesidad de trasladar al equipo el trabajo de la salud mental como un entrenamiento profesional por diversos factores. Dentro de la final femenil de hace un par días, en ambos equipos se observaron diversas situaciones durante la temporada que requirieron del trabajo de la psicología para el progreso de lesiones importantes trabajando la fortaleza mental, el control de las emociones, casos de acoso sexual en redes sociales, bajas de rendimiento por cuestiones extra cancha, circunstancias que se trabajaron de forma aislada con las deportistas afectadas sin tener la claridad de que tanto estás situaciones deberían ser trabajadas en los respectivos equipos, cuanta es la influencia y cómo estás permean en el desempeño competitivo de las mismas.
Otra de las situaciones claves que se hablaron en el transcurso de la final fue el tema de la recuperación mental, del trabajo de las emociones en la situación, pre, durante y post partido tomada por los entrenadores y dirigida por ellos.
Por último y utilizando los dos puntos anteriores, considero que si bien el apoyo en el desarrollo de la liga femenil en nuestro país ha tomado bastante fuerza, solo es principio para el desarrollo de la misma teniendo en cuenta una mayor visibilidad de los juegos, más patrocinios, el incremento en el sueldo de jugadoras que les permita gozar de una estabilidad económica, un plan de trabajo organizado y especializado tanto en los entrenamientos, recuperación, trabajo físico, táctico y técnico pero también llevar un proceso acorde a las edades de las futbolistas tomándose de la psicología en el desarrollo de habilidades de liderazgo, comunicación, resiliencia, desarrollo de la personalidad, el cómo sobrellevar las adversidades, entre otras situaciones que les permitan con base en la ciencia no sólo el desarrollo de dichas habilidades sino dejar de ser reactivas ante las circunstancias y llevar un proceso que les permita conocerse y anticipar escenarios sin que perjudique su salud física y mental.
Diego Dávila Cardoso es Licenciado en Psicología por la Universidad del Valle de México, con formación en psicología clínica, social, educativa y organizacional.
Máster en Psicología del Deporte por la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte (En curso).
Cursos “Bases prácticas de la Psicología del Deporte”, “Herramientas Psicológicas para el entrenador deportivo”.
Diplomado “Psicología y Rendimiento Deportivo”.
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