La importancia de los padres en el deporte
Por Diego Dávila Cardoso
El fomento del deporte ha sido de relevancia a nivel internacional sobre todo por un tema de salud como lo es la obesidad, por lo que programas de gobierno, en escuelas y desde edades tempranas se ha implementado la actividad física con la finalidad de mejorar la salud de niños y jóvenes, pero la influencia de la familia y principalmente de los padres es de vital importancia para el desencadenante en los comportamientos de sus hijos tanto en la vida en general y en el deporte especialmente.
Por tanto, la familia se convierte en el núcleo principal donde se producen las primeras experiencias de socialización, el comportamiento y la adherencia al deporte en función de los comportamientos de los padres. Dicho esto, los padres juegan un rol fundamental en la generación de hábitos dirigidos hacia la práctica deportiva y no solo eso, sino también en su continuidad, sirviendo como reguladores de actitudes y conductas dirigidas al deporte y a su vida diaria.
Cuando se comienza con la adolescencia y a su vez con una competencia deportiva cada vez más alta, los jóvenes y los padres comienzan a tener mayores expectativas acorde con la actividad practicada, por lo que la sensación de profesionalismo se “huele” cada vez más cercana, así también las necesidades de que el deportista sea cada vez mejor, incrementando las responsabilidades para ambas partes. En el deportista la responsabilidad de rendir más en los entrenamientos, lograr ser titular en deportes de equipo, ser el mejor en su deporte, lograr sobresalir de entre los demás, generando así, presiones innecesarias a tal grado de que la práctica deportiva cada vez sea menos satisfactoria, mientras que para los padres comienzan a surgir exigencias sobre el deportista logrando ser tan drásticos que pueden llegar a influir en situaciones personales como el dejar de verse con amigos, el privarse de ciertos alimentos con la finalidad de cumplir expectativas propias, por mencionar algunas de las situaciones que acontecen con padres de hijos deportistas que ponen muchas expectativas llegando así, a afectar el desempeño de su hijo en la práctica.
Para ejemplificar de mejor forma te comparto el caso de un deportista de 17 años, que actualmente se encuentra en un equipo profesional de fútbol.
El deportista tiene apenas tres meses entrenando con el equipo tras ser inscrito después de un proceso de visorias, ha entrenado de manera constante y ha sido convocado a partidos de forma intermitente. Al estar inscrito en un equipo con límite de edad, el futbolista ha estado sintiendo estrés, ansiedad y frustración al no tener minutos de juego lo que ha llevado a pensar en desistir de su sueño y dejar de jugar fútbol. El deportista ha hablado con sus padres con la esperanza de poder encontrar algunas soluciones, pero lo que sus padres le responden es que se tiene que esforzar más para demostrarle al entrenador que es un buen elemento y que se merece una oportunidad. Los padres han apoyado económicamente a su hijo, lo acompañan a sus partidos, aunque él no juegue. Durante uno de esos partidos y tras su finalización el padre enfurece al ver que su hijo no jugó ni un solo minuto, considerando que tenía la facilidad para entrar algunos minutos y demostrar su buen juego, mencionando que si no es valorado en el equipo entonces se ponga a estudiar, esto ha causado en el deportista un malestar emocional favoreciendo una baja de rendimiento en los entrenamientos, quitándole la posibilidad de tener oportunidades de poder jugar para el equipo.
Como podemos observar, el deportista tiene dos variables que lo presionan; el primero de ellos sus propios pensamientos, que también se ven influidos por la segunda de las variables que son los padres en el afán de que su hijo tenga participación constante en partidos. En este sentido es conveniente mencionar que en la etapa adolescente existe un mayor nivel de competencia, lo exige mayor dedicación y esfuerzo, donde muchas veces no se observan los logros deseados contra el esfuerzo del entrenamiento diario, por lo que es fundamental para los padres fortalecer valores como la tenacidad y el esfuerzo, ya que como podemos observar, la probabilidad de que su hijo abandone el deporte coincide con la adolescencia, donde si el logro no es inmediato, la actividad deja de tener algún sentido
El psicólogo del Deporte es el profesional especializado no solo en la atención del deportista, sino también en la dotación de herramientas para los padres en el apoyo y consolidación de la carrera deportiva de su hijo, teniendo así, un panorama amplio del desarrollo físico, técnico, táctico y psicológico con la finalidad de desarrollarlo y no de disminuirlo.
Por ello, te comparto algunos puntos que podrán ayudarte como padre al desempeño de la actividad deportiva de tu hijo:
- Procura divertirte viendo competir a tus hijos, piensa lo privilegiado que eres al tener a tus hijos cerca del deporte y de todo lo que les puede aportar.
- No des instrucciones técnicas o tácticas a tu hijo, puede llegar a confundirse en a quién hacerle caso, si al entrenador o a ti, lo que hará que su rendimiento no sea el correcto y se llegue a frustrar.
- Ten un comportamiento discreto, tranquilo y educado. Insultar al árbitro, cuestionar las decisiones del entrenador o las de tu hijo no solo hará que las replique, sino que su desempeño disminuya.
- Procura incorporar objetivos propios que influyan positivamente a tu hijo. “este partido es importante para él” ¿Qué hago para apoyarlo?
- Ayuda a tu hijo en el entrenamiento invisible; considera implementar rutinas de sueño (8 horas), horarios y tipo de alimentación, hidratación, estudio, el establecimiento de vínculos con compañeros de escuela y deporte, contención en caso de que los logros no lleguen de la forma en que lo esperaban, organizar actividades de ocio que le permitan distraerse.
El psicólogo del deporte también es el encargado de brindar charlas y herramientas para familiares mejor conocidas como “escuela para padres” dónde se plantean esta y otras situaciones, con la finalidad de orientar a los padres en el desarrollo integral de sus hijos y para lograr un vínculo permanente con la actividad practicada.
Diego Dávila Cardoso es Licenciado en Psicología por la Universidad del Valle de México, con formación en psicología clínica, social, educativa y organizacional.
Máster en Psicología del Deporte por la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte (En curso).
Cursos “Bases prácticas de la Psicología del Deporte”, “Herramientas Psicológicas para el entrenador deportivo”.
Diplomado “Psicología y Rendimiento Deportivo”.
Psicólogo del deporte en Club Universidad Nacional.
Más historias
Espiral: ¿México está preparado para la deportación masiva?
La Política Desde la Psicología
La Política Desde la Psicología