La selección mexicana en la boca de todos
Por Diego Dávila Cardoso
Han pasado más de 8 días desde el último partido de la selección mexicana, la cual no tuvo un partido favorable perdiendo la final de la Nations League ante Estados Unidos por marcador de 2 goles a 0. Ante este resultado, la racha de derrotas con el máximo rival de la zona va en aumento, lo que sin duda ha desatado polémica en medios de comunicación deportivos, redes sociales y demás sitios de concurrencia con una sola pregunta ¿Quién es el culpable?
Muchos de los especialistas mencionan al director técnico por sus capacidades, a los jugadores por su falta de compromiso, a la federación por permitir que el negocio supere al deporte poniendo en las alineaciones a jugadores con exposición mediática para el beneficio económico sin tomar en cuenta el momento futbolístico en el que se encuentran y generando la imposición de los mismos, y a los clubes por la falta de desarrollo de futbolistas que permita tener una baraja más amplia de jugadores sobresalientes, así como los precios altos de transferencia que no permiten el desarrollo de jugadores en el extranjero.
Ciertamente todas estas situaciones pueden llegar a ser válidas para cada uno de los aficionados y de las personas inmersas en el fútbol, pero dichos comentarios tienen como base diversos objetivos centrados en el resultado (buscando ganar todos los torneos porque son el “Gigante de Concacaf”) pero también teniendo objetivos de tarea (desarrollando futbolistas para el alto rendimiento), teniendo en ello “prioridades” para mantener el negocio y hacerlo lo suficientemente estable para todos los involucrados, dejando la esencia del fútbol en segundo plano, pero también creando una presión excesiva ante dichos objetivos.
Ante estás situaciones la psicología del deporte no es la respuesta completa ante todos los problemas, pero si una herramienta que permita deconstruir el deporte sin afectar la parte económica que resulta importante para todos los involucrados.
Es por ello, que dejando la burocracia y como se dice coloquialmente en el futbol a las “personas de pantalón largo”, centrémonos en el campo de juego y en las necesidades a las que se enfrentan jugadores en todas las categorías y a nivel profesional que son pocos visibles, pero que sin duda pueden afectar el desempeño de los futbolistas en el rectángulo verde.
Recordemos que dentro de un equipo de fútbol, existen personalidades, crianza, cultura, edad, pensamientos y situaciones de vida diferentes unos de otros, con base en ello será importante visibilizar que antes de ser jugadores profesionales, son seres humanos que tienen problemas, que normalmente salen de sus casas en búsqueda de un sueño, alejándose de su familia, quizá, en una de las etapas más importantes como el inicio de la adolescencia y si ha tenido la posibilidad de conseguir su sueño en la misma ciudad, la dificultad de salir a otro estado o a otro país resulta una decisión complicada, principalmente por la cultura de nuestro país, donde las familias en general son muy cercanas y el proceso de separación resulta complicado psicológicamente hablando.
Además, el futbolista profesional tiene un trabajo complicado, prácticamente trabaja la mayor parte del tiempo, tomando como prioridad el tiempo en familia, con su pareja, sus hijos o simplemente el poder divertirse o descansar, por lo que durante varios meses puede estar alejado de la familia, resintiendo emocionalmente estás situaciones deteriorando el nivel físico, técnico, táctico, psicológico y deportivo.
Con esto, no quiero justificar al deportista, sino visibilizar las situaciones que como ser humano presenta y lo que puede significar en el rendimiento, así como situaciones que pueden estar afectando al equipo y su desempeño. Podríamos encontrar cientos de variables, el poco descanso, los viajes largos, la relación entre los miembros del equipo, los objetivos que de forma personal tiene cada jugador, las emociones y sentimientos por las que pasa, la presión de ganar por medios de comunicación y aficionados y cosas que simplemente no vemos que pero que también pueden estar afectando el desempeño futbolístico.
Es por ello, que el trabajo del psicólogo se vuelve cada vez más importante en el deporte, teniendo como finalidad; la búsqueda del desarrollo personal y deportivo de los atletas, entrenadores, dirigentes y personal inmersos, buscando la visibilidad de las instituciones deportivas en búsqueda de la salud mental.
“Si se cree y se trabaja, se puede”
Diego (Cholo) Simeone
Licenciado en Psicología por la Universidad del Valle de México, con formación en psicología clínica, social, educativa y organizacional.
Máster en Psicología del Deporte por la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte
Cursos “Bases prácticas de la Psicología del Deporte”, “Herramientas Psicológicas para el entrenador deportivo” “Entrenamiento Psicológico en Primera División” “Entrenamiento Psicológico en el Fútbol Femenil”
Diplomado “Psicología y Rendimiento Deportivo”
Certificación Entrenador profesional de pesas Wabba
Más historias
La Política Desde la Psicología
Espiral: El que avisa no es traidor
La Política Desde la Psicología