La perspectiva arbitral desde la Psicología del Deporte
Por el Psic. Diego Dávila Cardoso
Durante los últimos años en el deporte se han suscitado con más frecuencia hechos violentos donde intervienen grupos de animación, aficionados, entrenadores y deportistas. El fin de semana pasado se volvieron a presentar hechos de violencia en el partido de futbol América vs León, dónde existieron algunos altercados entre los entrenadores, los jugadores y el hecho más relevante dentro del encuentro fue la reacción que tuvo el silbante del partido al dar un rodillazo en los testículos a Lucas Romero jugador del Club León.
La actitud del árbitro ha sido sometida a diversas críticas sobre su actuación y la manera en que pierde los estribos y golpeó al jugador, esto generó que muchos analistas del arbitraje y del fútbol en general hayan puesto en tela de juicio la continuidad de Fernando Hernández en el arbitraje profesional, situación que le ha dado la vuelta mundo.
Dentro de los deportes es común encontrar noticias de deportistas que han realizado actitudes violentas tanto verbales como físicas, pero muy pocas noticias a la inversa, lo que por su naturaleza da como resultado la trascendencia que ha tenido dicho acontecimiento a nivel mundial.
En el deporte y específicamente en el fútbol, damos por hecho el rol del árbitro tanto de forma amateur como profesional como el juez, quién es el encargado de hacer cumplir el reglamento en beneficio de los equipos en la cancha. Por lo que se aprueba o desaprueba su participación durante el partido acorde a lo que el espectador, jugadores y cuerpo técnico observen. Cómo sabemos, el ser juez en cualquier circunstancia es bastante complicado y en el fútbol no es la excepción, por lo que el trabajo del árbitro se medirá acorde a las participaciones que este haga y generalmente cuando existen marcajes que parecen dudosos entre el público que los observa.
En este aspecto, los participantes en el fútbol tienen la facilidad de llevar acabo un derecho de réplica por sus actuaciones en un partido, una temporada, etc., teniendo como principal canal los medios de comunicación en dónde podrán platicar de las situaciones ocurridas dentro del partido, el accionar individual y colectivo y del silbante y su actuación, mientras que el árbitro no cuenta con ninguna de esas situaciones que le permitan poder expresarse, generalmente porque el fútbol va dirigido hacía los actores principales que son los futbolistas.
Si bien, se ha observado un crecimiento exponencial en el fútbol de nuestro país principalmente económico, donde se mejoran patrocinios, mejoras en los centros de entrenamiento, parado táctico – técnico, medicina deportiva, nutrición y con pequeños pasos en la psicología, para los árbitros se ha visto definida solo en la utilización del VAR como una herramienta que los ayude a su desempeño y a tener un juego más justo.
Como en todo deporte, el árbitro debe tener una preparación bastante exigente durante su carrera y pasar por diversas divisiones hasta convertirse en un árbitro profesional de primera división, lo que demanda conocimiento en el deporte, habilidades físicas, técnicas, tácticas, sociales y psicológicas. Pero a pesar de toda esta preparación que va enfocada directamente hacía el deporte, también tendrá que estar muy consciente de lo que en el mundo significa ser un árbitro profesional, donde generalmente se les cuestiona en demasía por sus actuaciones en cada uno de los encuentros en los que dirigen siendo visibles ante la opinión pública y los medios de comunicación.
Como pasa con los jugadores de fútbol y con los árbitros, se pone como prioridad la parte física, lo técnico – táctico, pero no se trabaja de la misma forma en la parte psicológica, que, como se ha revisado en opiniones anteriores será de vital importancia para la comisión de silbantes dirigiendo los esfuerzos en herramientas y aspectos psicológicos que permitan apoyar a estos árbitros a mejorar sus habilidades dentro del campo de juego.
Un elemento diferenciador que aporta la psicología del deporte será la realización de ejercicios que promuevan como primer punto la generación de pláticas psicopedagógicas sobre la inteligencia emocional, el control de emociones y la importancia que esto tiene en su profesión, así también, realizar un programa psicológico en combinación con los entrenamientos de forma personalizada que les permita desarrollar habilidades y potencializar las que ya manejan con la finalidad de aumentar el desempeño en todos los campos mencionados, así como atender variables de ansiedad, estrés, motivación, niveles de activación, autoconfianza, la atención – concentración, mejora en las capacidades de la toma de decisiones, motivación, regulación emocional, el manejo de pensamientos, tolerancia a la frustración, liderazgo, que apoyen de forma personal a cada uno de los silbantes en su desempeño profesional.
Por lo que la implementación de estos programas de manera multidisciplinaria no solo ayudará a los árbitros en el desempeño deportivo, sino también permitirá que los juegos se desarrollen de la manera más correcta posible minimizando los errores en sus actuaciones.
Recordemos que somos seres humanos y que dentro del campo de juego el árbitro necesita diversas habilidades que por el momento va desarrollando con el paso del tiempo y su experiencia. Seamos un poco más empáticos y visualicemos las dificultades por las que pasa cada árbitro durante los partidos a los que son asignados y la infinidad de cosas que ellos como profesionales en su ramo experimentan en pocos segundos.
Diego Dávila Cardoso es Licenciado en Psicología por la Universidad del Valle de México, con formación en psicología clínica, social, educativa y organizacional.
Máster en Psicología del Deporte por la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte (En curso).
Cursos “Bases prácticas de la Psicología del Deporte”, “Herramientas Psicológicas para el entrenador deportivo”.
Diplomado “Psicología y Rendimiento Deportivo”.
Certificación Entrenador profesional de pesas Wabba.
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