El estrés y su repercusión en las lesiones
Por Diego Dávila Cardoso
Durante los últimos años la práctica física recurrente ha tomado mayor fuerza derivado de los diferentes problemas de salud pública que aquejan al país. El ejercicio por sí mismo reduce el riesgo de diversas enfermedades crónicas no transmisibles como la obesidad, hipertensión, diabetes, depresión, ansiedad, y estrés, por mencionar algunas de las más comunes. Por lo que actualmente se han vuelto demasiado populares los deportes como el running, fútbol, ciclismo de montaña y/o pista, crossfit y el gimnasio mencionando los más practicados en la sociedad, generando incluso grupos o equipos donde varias personas de diversas edades se congregan para la realización de estas actividades de manera regular incluyendo en algunas de ellas la preparación o entrenamiento para competencias realizadas con periodicidad en el año.
A diferencia de los deportistas profesionales en estos mismos deportes, las personas practicantes de alguna actividad física de forma recurrente cuentan con otras actividades adicionales al deporte como es el trabajo, los quehaceres del hogar, la familia, la escuela, etc., y diferentes preocupaciones que pueden ocupar tiempo para la realización de cualquiera de las actividades mencionadas y así también con un entrenamiento generalizado a todo el equipo de práctica solo diferenciándolo en principiantes, intermedios y avanzados, acorde al tiempo o avance que va teniendo cada uno de los practicantes.
Con base en estas observaciones y aunado al hecho de que en la sociedad actual el estrés cotidiano y la vida tan apresurada en las urbes del país genera dos tipos de consecuencias importantes: la primera de ellas, la reducción o nula práctica física por falta de tiempo o la necesidad de las personas de activarse físicamente y de manera obligatoria como la segunda de ellas. Ambos factores de alguna manera resultan de vital importancia para la salud pública, la primera de ellas por la falta de actividad física y la segunda por la realización del ejercicio con poco tiempo, sin calentamiento previo, la falta de una organización de entrenamiento acorde a las necesidades de cada individuo y así incrementar las probabilidades de poner sufrir una lesión.
El estrés es percibido como una sensación de agobio, preocupación y agotamiento que puede mostrarse fisiológicamente con preocupaciones excesivas, inquietud, dolores de cabeza, presión arterial alta, pérdida del sueño y tensión muscular, mientras que del lado psicológico se presentarán síntomas de preocupación constante, poca concentración, pensamientos negativos, ansiedad, problemas de memoria, etc.
Así, personas que realizan ejercicio físico con frecuencia y que potencialmente se encuentran estresados por los diversos factores ya mencionados, pueden ser más propensos a presentar alguna lesión ya sea leve, moderada o grave, que podría ser causada por una distracción (pisar mal mientras se realiza la actividad) sobrecarga muscular derivada de la tensión por estrés más la tensión utilizada por la realización del deporte o la sobre exigencia del mismo equipo o lugar en el que se encuentra entrenando con comentarios como ”eso no es nada” “tu sigue entrenando” sobre exigiendo y acrecentando la lesión.
La psicología del deporte no solo se hace presente en deportistas de alto rendimiento o profesionales, sino también se encarga del apoyo de las personas que practican deporte cotidianamente.
Para ello es importante informar a los practicantes del deporte acerca de los principios básicos de su actividad, los requerimientos físicos y psicológicos que se necesitan para la misma, la prevención de lesiones teniendo en cuenta estos aspectos, así como el afrontamiento de estás situaciones en caso de ser necesario.
Las lesiones entonces tendrán un proceso físico de recuperación y también un proceso psicológico del que se encarga el profesional de la salud mental, apoyando en las posibles reacciones ocurridas del deportista y tratándolas de forma oportuna identificando; autoestima, miedos y ansiedad, falta de confianza, disminución del rendimiento deportivo, enojo, negación, culpa, socialización, entre otras. Todas estas reacciones no solo ayudarán a los practicantes del deporte a poder llevar una recuperación de la lesión, sino que apoyarán a la generación de herramientas para su vida cotidiana utilizándola para igualar sus niveles de estrés en sus otras actividades.
Si estás interesado en iniciar alguna práctica deportiva recuerda realizarte las siguientes preguntas para prevenir lesiones y que tu actividad sea placentera, cumpla con los requerimientos personales y sobre todo que apoye a tu salud física y mental. ¿Para qué hago ejercicio? ¿Entiendo que soy principiante y necesito un proceso de adaptación? ¿Qué me puede causar si no realizo un buen calentamiento? ¿Qué logros quiero obtener con esta actividad? ¿Cuánto tiempo necesitaré para obtener los logros deseados? ¿Qué pasa si hoy no me da tiempo de entrenar? ¿Si estoy estresado que debo hacer? Ser conscientes de la actividad practicada, los requerimientos que se necesitan y los tiempos dedicados para la práctica serán vitales para la prevención de las lesiones y un mejor desempeño en el deporte de elección.
Recuerda que la práctica deportiva es un tiempo para ti, para cuidarte y divertirte y no tiene que convertirse en un estresor adicional a tus actividades, por lo que sí está actividad se convierte en un factor adicional de estrés toma en cuenta el apoyo del psicólogo del deporte para crear herramientas como las técnicas de relajación o el mindfulness y la planeación de objetivos para tu desempeño, prevención de lesiones o recuperación de estas.
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