Inteligencia emocional en el entrenador deportivo
Por Diego Dávila Cardoso
En la actualidad la presencia de un entrenador ya sea en deportes individuales o de equipo ha tomado cada vez más valor en el rendimiento táctico y técnico en todos los niveles desde la iniciación deportiva hasta la élite profesional. En este sentido el técnico ocupa un lugar de vital importancia como referente del deporte en el que se especializa, ya que es capaz de ejercer poder, establecer objetivos, encaminar o dirigir los esfuerzos, cómo realizar los movimientos y/o táctica dependiendo del deporte practicado; y por ello sus pensamientos, emociones y conductas influirán de forma directa o indirecta sobre los deportistas.
Con cierta normalidad y derivado del verdadero protagonismo de los deportistas, se ha hecho especial énfasis en la mejora de aspectos tácticos, técnicos, físicos y en últimos tiempos en los psicológicos, pero se ha dejado de lado al entrenador, especialmente en la importancia de las variables psicológicas que se le presentan durante su desempeño en actividades inherentes a su especialización deportiva.
Durante la realización de sus actividades, el entrenador puede tener presiones o tensiones fuertes por la constante entrega de resultados positivos, estrés, ansiedad, frustración, fallas en la comunicación, inteligencia emocional, la presión mediática entre otros. Ante estas situaciones que comienzan a ser difíciles de regular, tienen como resultado actuaciones que influyen no solo profesionalmente en su desempeño sino también en la cohesión con los deportistas, la relación con los mismos y con la organización que representan lo que podría influir en la sustitución de su puesto.
La inteligencia emocional se relaciona con las capacidades y habilidades psicológicas como lo son: el sentimiento, el “darse cuenta”, gestionar y modificar las emociones de uno mismo y la percepción en los demás. En ella existen dos formas que se complementan, la primera de ellas es la intrapersonal, que implica comprender las propias emociones y tenerlas en cuenta para la toma de decisiones y poder regularlas conforme a la situación, mientras que la segunda conocida como interpersonal, dirigida hacía la comprensión y entendimiento de las emociones de los otros según su estado de ánimo.
Para ello, la inteligencia emocional es uno de los instrumentos clave para que el entrenador no importando el deporte en el que dirige pueda adquirir herramientas que le permitan manejar todas estas situaciones. Por lo que su filosofía, su personalidad y sus años de experiencia pueden jugar un rol fundamental para el desarrollo de esta habilidad. Normalmente entrenadores con mucha experiencia cuentan con herramientas bastas para desenvolverse en su puesto y aplican lo ya experimentado para manejar las situaciones tanto en los entrenamientos como en las competencias, por lo que es más complicado aplicar en ellos nuevas herramientas hablando específicamente de las psicológicas, mientras que para los técnicos con menos experiencia se busca experimentar más estás situaciones, con la finalidad de tener un abanico de posibilidades y poder llegar no solo a deportistas experimentados sino también, con los más jóvenes y así potenciar sus habilidades.
Como psicólogo del deporte la herramienta clave será la observación especializada, con la que se puede estructurar el trabajo con el entrenador en caso de que así se requiera. Para ello será fundamental tener en cuenta la forma en que se comunica con sus deportistas, cuál es la cohesión grupal, como reacciona a las opiniones de su cuerpo técnico, su apertura a recibir retroalimentación de terceros, las experiencias previas y su contexto socio cultural. A partir de estas premisas será importante abordar con el entrenador la importancia de la inteligencia emocional y como percibir, comprender, manejar y utilizar sus emociones de la forma más adaptativa posible, apoyándolo en la toma de conciencia respecto a estas situaciones asesorando y aportando estrategias funcionales para su desempeño como lo es psicoeducación, control de pensamientos, auto diálogo, técnicas de relajación, generar rutinas de comportamiento tanto en entrenamientos como en competencias, etc.
Cabe mencionar que, así como se propone el apoyo de la psicología del deporte en los entrenadores su aplicación es bastante complicada derivado de la apertura con la que ellos cuentan, porque, así como en otras ramas de la psicología, aún existen factores socio culturales que dificultan la correcta atención en la sociedad y el deporte. Dirigir esfuerzos hacía una cultura de salud mental será de vital importancia para que como involucrados en el deporte y de una manera multidisciplinaria podamos desarrollar herramientas que apoyen al crecimiento no solo personal de cada uno de los integrantes del deporte sino también en sus aspiraciones de metas y logros a corto, mediano y largo plazo.
Diego Dávila Cardoso es Licenciado en Psicología por la Universidad del Valle de México, con formación en psicología clínica, social, educativa y organizacional.
Máster en Psicología del Deporte por la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte (En curso).
Cursos “Bases prácticas de la Psicología del Deporte”, “Herramientas Psicológicas para el entrenador deportivo”.
Diplomado “Psicología y Rendimiento Deportivo”.
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