La séptima congregación general de cardenales, previa al cónclave que elegirá al próximo pontífice, contó este martes con la participación de 181 cardenales, de los cuales 124 tienen derecho a voto.
Uno de los temas centrales abordados fue la delicada situación económica y financiera que enfrenta la Santa Sede.

Durante la sesión matutina, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó que se profundizó en los “problemas” y “desafíos” financieros, con intervenciones de figuras clave como el cardenal Reinhard Marx, coordinador del Consejo para la Economía; Kevin Joseph Farrell, al frente del Comité de Inversiones; y Christoph Schoenborn, presidente de la Comisión de Supervisión del Instituto para las Obras de Religión (IOR), también conocido como el banco vaticano.

También participaron el presidente emérito del Gobierno del Vaticano, Fernando Vergez Alzaga, y el cardenal Konrad Krajewski, responsable del Dicasterio para la Caridad.
En una segunda parte de la jornada, se presentaron 14 intervenciones que abordaron temas eclesiológicos y se señaló la polarización tanto dentro de la Iglesia como en la sociedad, considerándola una “herida” que el próximo papa deberá atender.

La reforma financiera ha sido una de las prioridades del papa Francisco, quien en una carta enviada en septiembre pasado al colegio cardenalicio, instó a continuar con el proceso de transparencia y austeridad.
En el documento, el pontífice subrayó que los recursos económicos de la Santa Sede son limitados y deben gestionarse con rigor para respetar el esfuerzo de quienes contribuyen a su sostenimiento.
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Según datos no oficiales publicados por el diario La Repubblica, el déficit operativo de 2023 fue de 83 millones de euros, cinco millones más que el año anterior.

La tendencia podría agravarse, dado que las donaciones de los fieles han disminuido de forma sostenida.
Actualmente, los ingresos de la Santa Sede dependen casi exclusivamente del patrimonio inmobiliario, los Museos Vaticanos y las contribuciones.
El Óbolo de San Pedro, que recoge aportaciones de fieles de todo el mundo, sumó 48.4 millones de euros en 2023.
Sin embargo, para cubrir los gastos operativos, se destinaron 90 millones de euros, sumando reservas internas.
La futura elección papal no sólo deberá responder a los desafíos espirituales y pastorales del siglo XXI, sino también encontrar soluciones sostenibles para el futuro económico de la Iglesia católica.
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