Abuso sexual en el deporte: Ni un violador más
Por la Doctora en Derecho Araceli García Rico
“El deporte es esfuerzo, disciplina, gloria, entrega, pasión, … pero también campo fértil para que miles de personas en el mundo hayan sido abusadas y sometidas en estas relaciones desiguales de poder llamada: violencia sexual”
Hablar de “deportistas o de atletas” es hablar de quienes han logrado romper la barrera de lo común para pasar a la historia en el podio de la inmortalidad.
Sus historias de vida, de superación, de lucha nos han inspirado por años, sus glorias las sentimos propias y sus pérdidas son un luto para los apasionados de cada deporte. No por nada las justas olímpicas, los mundiales, los superbowl, el baseball, el tenis, el golf, entre otros, suelen tener el encanto de paralizar por horas a una nación y dejar un grato sabor de boca en el alma y el espíritu de quienes los seguimos. La industria del deporte es de alcances inconmensurables.
Sin embargo, nos preguntamos ¿Qué hay detrás de lo mediático? la relación directa del deportista con su entrenador(a), la persona que mayor confianza le genera y que puede potenciar su talento con una adecuada orientación, pero ¿Qué pasa cuando la mezquindad surge y el hostigamiento sexual se hace presente?, trae afectaciones psicológicas, físicas y económicas para la persona agraviada, si no acepta, es propensa a las represalias, al veto, a la humillación y lo que es peor a abandonar sus sueños deportivos. Si la someten a la fuerza, es abuso sexual o violación, en el peor de los casos feminicidio.
Son varios los momentos en que las y los atletas se encuentran vulnerables: en los entrenamientos, en los vestidores, en las regaderas, en el vapor, en los traslados, en sus habitaciones de hotel, en las villas deportivas, en los viajes nacionales o internacionales, en las recepciones oficiales, en las revisiones médicas, en las terapias físicas y psicológicas, con los patrocinadores, a través de las redes sociales en donde se trasladan todos los delitos al mundo virtual: acoso, hostigamiento, bullying, trata de personas, pornografía, secuestro, usurpación de identidad, amenazas, sextorsión, sexting, grooming y feminicidio.
La creación de protocolos, su implementación y difusión serán la clave para evitar estas conductas reprobables, muchas de ellas constitutivas de delitos, considerando como abordar los casos de atletas menores de edad que viajan sin padre, madre o tutor y deben firmar un consentimiento.
Y por el otro lado en el olimpo de la gloria están aquellos deportistas que tras el velo de la fama abusan sexualmente de quienes se acercan a ellos, porque confiados en que son indispensables e inamovibles, la red de corrupción, de complicidad, el pacto patriarcal en pleno los vuelve intocables. Recordemos en la plenitud de su éxito el caso de Mike Tyson en el box, el de Neymar Jr, el de Payton Manning, el caso de Cristiano Ronaldo, el depredador sexual Larry Nassar el médico violador y abusador de las gimnastas en Estados Unidos y sentenciado de por vida a prisión.
Y ya en tiempos recientes el caso de Dany Alves, detenido actualmente por presunta violación. Nuestro país no es ajeno a estos abusos han denunciado a cantidad de entrenadores, técnicos, empresarios, directivos, un caso emblemático fue el de Maribel Domínguez, quien fue separada de la dirección de la selección mexicana femenil y recientemente el de Arturo Ortiz, el “Palermo” popular futbolista de los pumas de la universidad y que hasta la fecha la Liga MX no se ha pronunciado a pesar de que el contenido de la denuncia anónima presentada ante la Fiscalía de la CDMX detalla las aberrantes circunstancias de modo, tiempo y lugar de los hechos. La pregunta es ¿Hasta cuándo permitiremos que el deporte se vea empañado por esta violencia sistémica y que sus víctimas directas y colaterales sigan pagando las consecuencias de un estado omiso en que mueren 11 mujeres víctimas de feminicidio diariamente?
Araceli García Rico, es experta en Género y Derechos Humanos, Doctora y Maestra en Derecho por el Instituto de Desarrollo Jurídico, egresada de la Facultad de Derecho de la UNAM, con la tesis: “Propuesta de creación de la Secretaría de la Fuerza Aérea Mexicana”.
Ha sido Titular de las Unidades de Género de INDESOL, INFONAVIT y del INSTITUTO POLITECNICO NACIONAL.
Formó parte del grupo intrainstitucional de investigación de la Alerta de Género para el Estado de México y Nuevo León.
Ha sido becaria del Programa de Liderazgo del Instituto Nacional Demócrata (NDI por sus siglas en inglés), Programa de Liderazgo y economía en Taiwán, del Programa de Género y Liderazgo en la George Washington University. Conferencista nacional e internacional.
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