El investigador del Ciiemad, Ángel Terán Cuevas, informa que en esta temporada se recuperarán en mayor medida las presas colindantes con el golfo de México
En los últimos años, las temperaturas superficiales del Atlántico han sido superiores a la media, lo que contribuye al desarrollo de huracanes más intensos, advierte
Aunque la temporada de huracanes es vista como de generación de daños a la población, hoy también se vislumbra un aspecto positivo, pues traerán lluvias a zonas del país que registraron altas temperaturas, contribuyendo así a la recuperación de presas y de la masa forestal perdida en los últimos años.
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Así lo afirmó el científico investigador del Departamento de Territorio y Medio Ambiente del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Ciiemad) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Ángel Refugio Terán Cuevas.
“Un aspecto positivo de la temporada de huracanes es que traigan lluvias en zonas que registraron altas temperaturas y, al mismo tiempo, contribuyan también a la recuperación de las presas, sobre todo las que se ubican en estados que colindan con el Golfo de México”, aseguró.
Subrayó que en esta temporada se prevé que el océano Pacífico tenga condiciones estables de temperatura, lo que se reflejará en un comportamiento como en años anteriores con 18 o 19 ciclones tropicales, pero en el Atlántico la temperatura superficial del mar -fuente de energía de estos fenómenos meteorológicos-, se ha incrementado considerablemente.
Por este motivo, se proyecta la formación de al menos 23 tormentas tropicales, de las cuales 10 podrían convertirse en huracanes; de éstos, cuatro podrían ser de categoría igual o mayor a tres en la escala Saffir-Simpson.
Indicó que, en los últimos años (durante la temporada de huracanes), las temperaturas superficiales del mar en el océano Atlántico han registrado anomalías positivas (temperaturas superiores a la media). Esto —dijo— ha provocado el desarrollo de mayor cantidad de tormentas tropicales y, en consecuencia, de huracanes más intensos.
De acuerdo con registros desde 1950, el agua de lluvia ha decrecido considerablemente, por ello se ha presentado estrés hídrico en zonas donde no se había presentado.
Externó que hace falta parametrizar los modelos globales a un nivel meso-escala con datos regionales (en este caso para México) en lugar de utilizar variables globales, como el cambio de usos de suelo y vegetación, así como la topografía.
“La llegada de la temporada de huracanes, que se extenderá hasta el mes de noviembre, será benéfica, dados los impactos de estrés hídrico que se vive en el mundo. Es necesario recuperar la masa forestal perdida en los últimos años y recuperar la lluvia que antes existía, que además ayuda a amortiguar los impactos de los huracanes al tocar tierra”, concluyó.
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