El Instituto Nacional Electoral (INE) ha anunciado que ha recibido un total de 24 mil preguntas para el primer debate presidencial, programado para el próximo 7 de abril.
Este debate contará con la participación de Claudia Sheinbaum, candidata de la coalición Morena, PT y PVEM; Xóchitl Gálvez, de la coalición PAN, PRI y PRD; y Jorge Álvarez Máynez, representando a Movimiento Ciudadano.
Según lo establecido, ahora es responsabilidad de Signa Lab, perteneciente al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), seleccionar y enviar al INE un total de 108 preguntas en un lapso de 10 días.
Posteriormente, el miércoles 3 de abril, el INE deberá transmitir estas preguntas a los moderadores del primer debate, los periodistas Denise Maerker y Manuel López San Martín.
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Estos profesionales tendrán la tarea de revisar las preguntas y seleccionar aquellas que finalmente serán dirigidas a los candidatos presidenciales durante el debate.
La consejera del INE, Carla Humphrey, señaló que durante los próximos 10 días, Signa Lab llevará a cabo esta selección de preguntas.
“Nosotros, según la metodología aprobada, tenemos la obligación de entregar estas 108 preguntas que seleccione el ITESO a las personas moderadoras, para que elijan cuáles son las que harán en el debate que se realizará en el Salón de Sesiones del INE, por primera vez”.
Las preguntas fueron recibidas por el INE a través de su portal electrónico durante un período que abarcó del 20 de febrero al 21 de marzo.
De estas, 13 mil 484 fueron consideradas obligatorias, mientras que 10 mil 516 fueron opcionales.
Las temáticas de las preguntas están relacionadas con los temas principales del primer debate, que incluyen Salud, Educación, Combate a la corrupción, Transparencia, No discriminación y grupos vulnerables, así como Violencia en contra de las mujeres.
El INE ha determinado que las preguntas deben cumplir con ciertos criterios, como no incluir lenguaje ofensivo, discursos de odio, inclinación partidista, ideológica o religiosa.
Además, deben estar redactadas de manera general y abierta, sin estar dirigidas a un candidato específico, entre otros requisitos.
Este proceso busca garantizar la imparcialidad y la calidad en las preguntas que se formularán durante el debate presidencial, ofreciendo a los candidatos la oportunidad de abordar los temas de mayor relevancia para la ciudadanía de manera equitativa y transparente.
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