Necesario Reforzar el Comportamiento de Seguridad y Psique en los Simulacros
Por Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
Una vez más hemos realizado el ejercicio de cada año, un simulacro considerando un sismo hipotético de magnitud 7.5 con epicentro a 30 km al suroeste de Tierra Blanca, Veracruz. Con la finalidad de fomentar la cultura de protección civil. Una excelente práctica que busca que cada individuo tenga información para saber cómo actuar en el momento que pueda presentarse el fenómeno natural de forma real.
La naturaleza nos ha demostrado que debemos tomar en serio las prácticas que nos correspondan hacer, recordemos que en 2017 se realizó un simulacro, en el cual, por cierto, observé apatía y falta de compromiso de los participantes, y a las pocas horas se presentó un sismo real que tuvo consecuencias tanto de vidas humanas como de infraestructura. Fue una lección para toda la población, que momentos previos, no tomó en serio el ejercicio. Posteriormente hemos tenido cada año UN SOLO SIMULACRO, más con fines de cumplir con los requisitos de Protección Civil que de estar listos para una contingencia. Son pocas las organizaciones (escuelas, centros de trabajo, centros de recreación) que realiza un plan constante de simulacros que permita reforzar el aprendizaje de las acciones necesarias para brindar seguridad a los miembros de su comunidad.
Algunas de las explicaciones, por increíbles que parezcan, son: “no lo hacemos porque atraemos con las vibras un fenómeno real”, tan es así que, por la emocionalidad que se ha asociado con la fecha del 19 de septiembre, este año, se movió al 19 de abril, coincidiendo precisamente con el registro de un sismo una noche anterior, generando ahora, una predisposición a sentir temor no solo a los simulacros, sino a los días 19 de cada mes. Esto que mencionamos es el ejemplo claro de cómo se antepone la emoción al pensamiento ante fenómenos que no podemos explicarnos. Y si le agregamos que la mayoría de los mexicanos somos místicos y creyentes de lo anormal, le damos valor a las “visiones” de los mentalistas de los medios de comunicación. A pesar de que ya hemos vivido como 25 fines del mundo y seguimos vivos. No pretendo con esto hacer burla a quienes creen en esto, sólo deseo dar datos que los gobernantes y funcionarios públicos deben considerar para los futuros simulacros que se hagan.
En un simulacro se deben considerar todos los aspectos psicológicos que pueden vivenciarse entre la población, y que seguro se manifestarán en los eventos reales. No se podrá evitar la emoción, pero si podemos enseñar a canalizar para utilizarla con fines de lograr mayores resultados en la seguridad de uno mismo, como de los seres queridos. ¿A qué me refiero? A que requerimos dar mayor información a la población respecto a los pasos del simulacro, un ejemplo es que el simulacro no termina hasta que evacuan el inmueble donde te encuentras, sino hasta que tienes conocimiento de sus seres queridos y te reúnes con ellos. Es decir, que se debe planear el simulacro desde casa y terminarlo hasta llegar a ella. Recordemos que en un sismo la primera emoción que se presentará es MIEDO, la necesidad de sobrevivir nos pondrá vulnerables, y tan pronto se logre, iniciará la emoción de la ANSIEDAD, pensamientos negativos de los seres queridos, la ansiedad no termina hasta saber cómo se encuentran cada uno de ellos.
Otro punto de mejora para un simulacro es que todos se conduzcan ya preparados para actuar, a quién buscar, dónde irse, quiénes son los responsables de cada función. La dificultad viene cuando no se le explica a la población qué hacer cuando no se localice a la persona de chaleco, si está en el baño, si se encuentra en un inmueble que no acostumbra estar, quién toma la función si no asistió el titular, etc.
Por supuesto, es un excelente ejercicio los simulacros, pero se deben fortalecer, donde el APRENDIZAJE que nos han dejado los fenómenos anteriores es de gran ayuda, teniendo en mente que en el pasado lo que más afectó para responder correctamente es la desorganización. Hay muchísima actitud de ayuda, pero hay dificultad en el cómo canalizar todo ese valioso apoyo.
Desde la psicología se sugiere contemplar los procesos de aprendizaje, emoción y pensamiento; con el fin de lograr impactar en el comportamiento de los individuos que sean de ayuda para tener una respuesta eficiente y eficaz a cualquier contingencia.
Nuestra propuesta de planeación de un simulacro debe considerar los siguientes puntos:
ANTES
- En familia, determinar puntos de encuentro en caso de contingencia.
- Identificar las emocionalidades que tenemos en eventos y trabajar para canalizarlos en ayuda para su respuesta positiva.
- Formas de comunicación para reportarse por si se caen las líneas telefónicas.
- Ubicar la documentación importante en caso de ser necesaria.
- Coordinarse con las escuelas la forma eficiente de dar información oficial para evitar rumores.
- Enseñar a todos los miembros de la familia que la información de las redes sociales no siempre es veraz, entonces enseñarles a enfocarse en medios de comunicación formales.
- Practicar, practicar, practicar.
- Evalúen qué resultados se tuvieron y que se puede mejorar.
Durante
- Actúe para protegerse.
- Cumpla las reglas, no corro, no grito, no empujo.
Después
- Realice su plan de acción programado con su familia para encontrarse.
- No comunique información que no le conste.
- Ubíquese en su centro de trabajo o domicilio, si las condiciones son seguras, para dar vía libre a las autoridades de rescate.
- Si desea ayudar, busque agrupaciones asesoradas por autoridades que le puedan dar indicaciones claras para aprovechar su valiosa participación.
Son algunos puntos que pueden preverse y que deben ayudar a cada persona como a las autoridades para practicarlo en los simulacros que se realicen. La seguridad depende de cada uno de nosotros.
Horacio Rafael Rodríguez Montalvo es egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Licenciado por la Facultad de Psicología, con formación en psicología clínica, educativa, organizacional y social.Maestría y doctorado en ciencias de la administración, con especialidad en comportamiento organizacional.
Doctorante en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo.
Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas. Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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