Violencia contra la mujer, conducta frecuente en la política
Por: Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
Al estar sentado en el consultorio por la tarde, escucho las noticias relevantes del día, donde se cita una frase desafortunada que es muy común que los hombres misóginos expresan a las mujeres: “gracias a mi eres…”. Esto muestra dos problemas: quién y lo qué dijo. Refleja que falta mucho por hacer para erradicar la violencia contra la mujer. Y más aún, que no sea sólo un punto a tratar para ganar votos.
Para la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la violencia contra la mujer es una manifestación extrema de la desigualdad de género la cual atenta contra su salud física y mental, así como su capacidad de desenvolverse de forma productiva en la comunidad.
Traigo a mi memoria a cada una de las mujeres que, como consultor o terapeuta, he escuchado sus historias, en las que han sufrido: ataques, micromachismo, techo de cristal (tipo de violencia que fue citada por la ministra Norma Lucía Piña Hernández; presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en su discurso al tomar posesión de su nuevo puesto logrado por méritos propios). Realmente son muchos casos donde se ve la afectación en el autoestima y autoconfianza de cada una de ellas, donde el mayor apoyo que escuchan es “échale ganas, así son ellos”.
Al analizar las estrategias políticas actuales de los distintos partidos, se observa que o no lo consideran o están lejos de proponer acciones de solución, se tiene enfocado solo el discurso que se dirige a el segmento femenino, resaltando que se busca empoderar, proteger y defender a la mujer. Está es una visión equivocada desde su origen, ya que la mujer no busca que la defiendan, sino que se respeten sus derechos en todas las modalidades donde ha sido agredida.
Para ser claros, el artículo 4to de la Constitución mexicana señala la igualdad de derechos, mismos que no se han respetado, dando origen a las distintas organizaciones feministas enfocadas a mostrar los tipos de violencia que viven en distintas modalidades. Por mencionar algunos ejemplos:
- Familiar: Acciones para dominar, controlar o agredir de manera física, psicológica, económica y sexual, dentro o fuera del domicilio familiar, realizadas por el agresor con alguna relación afectiva o sentimental.
- PInstitucional: Servidores públicos obstaculizan acciones destinadas a prevenir, atender, investigar, sancionar y erradicar los diferentes tipos de violencia.
- Laboral: abuso de poder, descalificación del trabajo realizado, amenazas, intimidación, humillaciones, explotación y todo tipo de discriminación por condición de género.
- Violencia política: Es toda acción que busca limitar, anular o menoscabar el ejercicio efectivo de los derechos políticos y electorales de una o varias mujeres, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización, así como el acceso y ejercicio a las prerrogativas, tratándose de precandidaturas, candidaturas, funciones o cargos públicos del mismo tipo.
- Feminicidio: Es la forma extrema de violencia puede culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres.
Por supuesto que no deseo sólo repetir el discurso sobre este tema, mi intención es invitarte a evaluar tanto a los protagonistas, como sus ofertas políticas, por las acciones que den para solucionar lo que hoy vivimos. El grupo político no debe cubrir cuotas de género, sino de talentos, gente proactiva y enfocada a resultados. En este espacio que Picotazo Político me brinda, retomo las acciones que la ONU propone para que desde la sociedad vayamos atendiendo y logrando cambios.
Dichas acciones son:
- Escucha y cree a las sobrevivientes.
- Enseña a la próxima generación y aprende de ella.
- Exige respuesta y servicios adecuados.
- Comprende lo que es el consentimiento.
- Conoce los indicios de maltrato y aprende a ayudar.
- Demuestra tu oposición a la cultura de violencia.
- Apoya organizaciones de mujeres.
- Sé responsable y exige responsabilidad.
- Conoce los datos y pide más información.
Hay muchas cosas por hacer, lo importante es dar un primer paso y no permitir que se utilice este problema como herramienta de manipulación.
Y a ti estimada lectora, te dejo este pensamiento: “Cuando te digan que tú no puedes, responde: mira como lo hago”. Con esto doy por terminado mi día, cierro el consultorio y regreso a disfrutar la convivencia con las mujeres que tengo suerte de tener en mi vida: esposa, madre, hija, amigas, etc. Por quienes trabajo por lograr un mundo donde puedan ser ellas sin limitantes.
Dame tus comentarios o sugerencias en el correo hrmtrabajo@yahoo.com.mx
Horacio Rafael Rodríguez Montalvo es egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Licenciado por la Facultad de Psicología, con formación en psicología clínica, educativa, organizacional y social.
Maestría y doctorado en ciencias de la administración, con especialidad en comportamiento organizacional.
Doctorante en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo.
Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.
Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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