La neurosis colectiva que genera la política
Por el Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
Un día de la semana, al caminar por las calles de nuestra ciudad de México, me llama la atención escuchar pláticas acaloradas, llegando a ser amenazantes, sobre la marcha del pasado domingo 26 de febrero, en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE).
Expresiones como: “Si asistes para apoyar eres imbécil y narco”, otros responden “si no apoyas eres una persona que no piensa y traidor a la patria”, vaya dilema.
Como sea se cuestiona nuestro coeficiente intelectual y se nos diagnostica con términos altisonantes, por lo que, al ver los polos, hago una reflexión y me pregunto, ¿yo en dónde caigo? Y concluyo que, debe de haber una tercera clasificación, en la que en vez de juzgar a los que participan, nos enfocamos a exigir que trabajen y rindan cuentas cada una de las personas que ocupan un puesto público, sin importar el partido político, género, clase, etcétera.
En mi publicación anterior de los sesgos cognitivos me referí a cómo el juicio de una persona puede ser “bueno o malo”, según con los ojos que se quieran ver. Pero hoy podemos hablar de una “NEUROSIS COLECTIVA”, que la define Viktor Frankl como la ideología colectiva, tales como los fanatismos o la actitud fatalista de una población. Es algo que nos afecta a todos los sujetos en cuanto a una cultura común o una misma generación. Estamos muy ocupados defendiendo a personajes que no conocemos, que vemos que cometen errores y que deben explicar los motivos de sus decisiones; personas que en un partido político eran “lo peor” que existía y hoy al estar en el partido que gobierna lo vuelve santos. Y lo peor es que no les importa los daños que genera esta neurosis entre los ciudadanos. Familias peleando, amigos rompiendo lazos, desconocidos agrediendo verbal y físicamente a quienes piensan distinto.
¡México reacciona!
Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial están conformados por empleados a quienes les pagamos por realizar funciones que beneficien a la sociedad. Donde pensar distinto resulta útil para buscar nuevas alternativas y prevenir los actos de corrupción, que lamentablemente nos caracterizan y nos colocan en un vergonzoso primer lugar en este rubro en comparación con los demás países.
El presidente, diputados, senadores, magistrados, etcétera, son personas que perciben un salario por lograr resultados y por brindar sustento a las decisiones que se toman, demostrando la integración de la mayoría de los puntos de vista de la población.
Todo el sistema de gobierno, por supuesto que debe de cambiar, nadie niega eso. Pero debe de ser de manera ordenada, con un plan estratégico que no afecte a ningún mexicano.
Hoy considero que el punto clave es cada uno de nosotros, donde el proceso psicológico que debe fortalecerse es la motivación por participar en la solución, en organizarnos con los que piensan distinto para exigir a los funcionarios transparencia y resultados claros. Decirles a todas esas personas que, por alguna razón, siguen siendo los mismos que han gobernado ya por varias décadas en distintos puestos, que su obligación es responder a los resultados que reflejan los números de su oficina o secretaría. En vez de ser fanáticos a generar bandos contrarios que en nada aporta valor a las necesidades del país.
Viene a mi memoria la frase “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Esta frase que se le atribuye a Voltaire exalta el valor del respeto, la tolerancia y el derecho a la libertad de expresión, bases de una sociedad democrática. Sin esos valores, sólo podemos ver que la sociedad seguirá desarrollando una neurosis colectiva hasta convertirse en crónica, donde sólo dominará el principio del más fuerte y dará pie a lo que en psiquiatría se describe como un trastorno conocido como “folie à deux” (locura de dos) o trastorno psicótico compartido, donde un paciente induce a la persona con la que convive estrechamente el delirio que padece.
Defendamos lo que consideremos correcto, pero escuchemos a los demás y hagamos que el trabajo de los funcionarios públicos por fin se enfoque a la sociedad. Las personas que no cumplan la ley sean juzgados y si lo amerita, castigados. Sin privilegios de partidos, parentescos o cualquier otro factor que traten de usar como pretexto.
Tal vez como dijo John Lennon, soy un soñador, pero hoy debemos lograr actuar para ajustar nuestro comportamiento para cuidar lo más importante que tenemos “nuestra salud mental y capacidad de interacción”.
Regreso a mi consultorio después de esta reflexión, convencido de que somos muchos más los comprometidos por lograr cambios reales y útiles para todos.
Horacio Rafael Rodríguez Montalvo es egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Licenciado por la Facultad de Psicología, con formación en psicología clínica, educativa, organizacional y social.
Maestría y doctorado en ciencias de la administración, con especialidad en comportamiento organizacional.
Doctorante en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo.
Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.
Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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