El Poder de la Experiencia en la Educación y el Desarrollo Profesional
Por el Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
En el debate político actual, escuchamos a menudo la afirmación de que “la experiencia no es necesaria”, especialmente en el contexto de la disputa entre el poder judicial y otras ramas del gobierno. Sin embargo, desde el punto de vista del desarrollo psicológico y del proceso de aprendizaje, esta afirmación es errónea.
El aprendizaje no se limita a la adquisición de conocimientos teóricos. La experiencia juega un papel crucial en la consolidación y aplicación de estos conocimientos. Este ensayo explora la importancia de la experiencia en el proceso de aprendizaje y destaca cómo influye en la comprensión, retención y aplicación del conocimiento.
Para ilustrar la relevancia de la experiencia, imaginemos someternos a una cirugía realizada por jóvenes recién egresados, construir nuestra casa con la ayuda de novatos o ser defendidos en un juicio por abogados sin experiencia. No estamos cuestionando la capacidad de los jóvenes, sino señalando la importancia de la experiencia práctica, que es esencial para el desarrollo del profesionalismo. En México, a diferencia de otros países que fortalecen las habilidades STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas), el sistema educativo ha reducido la exigencia académica, limitando así la preparación práctica de los estudiantes.
La educación universitaria en México suele enfocarse en la teoría, dejando de lado la aplicación práctica. Esto genera una brecha significativa entre lo que los estudiantes aprenden en las aulas y lo que realmente necesitan saber para desempeñarse eficazmente en sus trabajos. La experiencia práctica, a través de pasantías, prácticas profesionales o trabajos de medio tiempo, permite a los estudiantes aplicar sus conocimientos en situaciones reales, desarrollando habilidades que no se pueden enseñar únicamente en un entorno académico.
Este tema es particularmente relevante en el poder judicial, donde la experiencia es vital para jueces y magistrados. Pero también es crucial en campos como la ingeniería, la medicina y la gobernanza.
El aprendizaje activo es un enfoque educativo que involucra a los estudiantes en actividades de análisis, síntesis y evaluación de información. A través de la experiencia, los estudiantes no solo reciben información de manera pasiva, sino que interactúan con ella de forma significativa. John Dewey, uno de los principales defensores del aprendizaje experiencial, argumentó que “la educación no es una preparación para la vida; la educación es la vida misma.” Esta perspectiva resalta que el aprendizaje efectivo ocurre cuando los estudiantes participan activamente en experiencias relevantes y significativas.
Por todo lo anterior, es fundamental que como padres de familia apoyemos a nuestros hijos en la búsqueda de oportunidades extraacadémicas para practicar y adquirir nuevas visiones y habilidades.
Un punto crítico a considerar es que realizar una actividad sin estar debidamente preparado puede ser un delito. Operar sin certificación, construir sin licencia o preparar medicamentos sin la formación adecuada pone en peligro a la sociedad y está penalizado legalmente. ¿Deberíamos entonces cambiar las leyes de responsabilidad? ¿Permitir que, pase lo que pase, no pase nada?
La experiencia no solo complementa la educación teórica, sino que es esencial para la formación de profesionales competentes y responsables. Ignorar su importancia no solo compromete la calidad de los servicios profesionales, sino que también pone en riesgo la seguridad y el bienestar de la sociedad.
Doctor en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo. Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.
Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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