La Política Desde la Psicología

La Desconexión Emocional ante la Violencia en México

Por el Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo

En los últimos años, México ha sido testigo de una crisis de violencia extrema que ha dejado cicatrices profundas en su tejido social. La aparición de campos de exterminio vinculados al crimen organizado no solo expone la brutalidad del narcotráfico, sino que también pone de manifiesto una alarmante falta de empatía y solidaridad por parte de los actores políticos. Esta realidad nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que desempeña la política en momentos de crisis y cómo la ausencia de compasión puede agravar el sufrimiento colectivo.

De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el número de homicidios dolosos sigue en aumento, muchos relacionados con el crimen organizado. Sin embargo, estas cifras no son meros números; detrás de cada estadística hay familias desgarradas y comunidades traumatizadas que claman por justicia. A pesar de esta dolorosa realidad, las respuestas políticas han sido insuficientes e incluso deshumanizadoras.

La falta de empatía se manifiesta en discursos que minimizan el dolor ajeno o utilizan la tragedia como herramienta para obtener votos. En lugar de ofrecer soluciones concretas o apoyo a las víctimas, algunos líderes optan por estrategias populistas que ignoran las necesidades reales de la población. Este enfoque crea un ciclo vicioso donde el sufrimiento se convierte en un recurso político, pero no en un llamado a la acción.

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Es fundamental considerar el concepto de sororidad, entendido como la solidaridad entre mujeres, y extenderlo a todas las relaciones humanas. En un país donde las mujeres son víctimas desproporcionadas de violencia, es imperativo que la política se convierta en un espacio donde se priorice el bienestar colectivo sobre los intereses individuales. Solo así podremos construir un futuro más justo y humano.

La invitación está abierta: reflexionemos sobre nuestro papel como ciudadanos y demandemos una política que valore la empatía y la solidaridad. Es momento de transformar el dolor en acción positiva y trabajar juntos hacia un cambio significativo.

Un ejemplo positivo se encuentra en diversas organizaciones civiles que han surgido para apoyar a las familias afectadas por la violencia. Los líderes deben reconocer su responsabilidad en la creación de un entorno donde la empatía y la solidaridad se conviertan en valores centrales.

Esto implica no solo escuchar las voces de quienes han sufrido a causa de la violencia, sino también actuar con determinación para implementar políticas públicas que aborden las causas profundas del problema. La creación de espacios de diálogo entre el gobierno y las comunidades afectadas es esencial para desarrollar soluciones efectivas y sostenibles.

Además, es fundamental fomentar una cultura que valore la sororidad y el apoyo mutuo. Esto puede lograrse mediante campañas educativas que promuevan la empatía como un valor esencial en nuestra sociedad. La educación cívica debe abarcar no solo el conocimiento sobre derechos y deberes, sino también cómo ser ciudadanos solidarios y empáticos.

Solo así podremos avanzar hacia un futuro más justo y humano, donde cada vida cuente y cada voz sea escuchada. La invitación está abierta: reflexionemos sobre nuestro papel como ciudadanos y exijamos una política que priorice el bienestar colectivo por encima de intereses individuales.

Doctor en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo. Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.

Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.

Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.