El equilibrio entre derechos docentes y el bienestar estudiantil: una mirada a las prioridades en la educación
Por el Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
La educación en México enfrenta un desafío profundo que va más allá de las aulas y los libros de texto, que de por sí, ya son un problema. Desde una perspectiva de psicología política, podemos entender cómo las condiciones sociales, económicas y políticas influyen en la formación de una cultura educativa que, en muchos aspectos, se encuentra en crisis. La problemática no es solo la falta de recursos o infraestructura, sino también la pérdida de autoridad de los docentes, la influencia de intereses políticos y el impacto en los niveles superiores de formación académica.
Los maestros, en su mayoría, enfrentan salarios bajos que no reflejan la importancia de su labor. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el salario promedio de un maestro de primaria en el país es considerablemente menor que el de otros profesionales con formación similar. Esta situación genera una percepción de desvaloración social que afecta la motivación y el compromiso de los docentes, quienes, además, viven en un contexto donde su autoridad ante los alumnos y, en ocasiones, ante los padres de familia, se ha visto erosionada. La autoridad, para la psicología, es un elemento clave para el establecimiento de normas y el orden en las instituciones educativas. Cuando esta autoridad se diluye, se crea un ambiente donde la disciplina y el respeto se vuelven difíciles de mantener, afectando directamente el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por otro lado, la participación de los docentes en actividades políticas, como paros y plantones, ha llegado a ser una constante en muchas regiones del país. Aunque la protesta social puede ser un mecanismo legítimo para exigir derechos, su uso frecuente en el sector educativo ha tenido consecuencias económicas y sociales. Los cierres de escuelas y las interrupciones en el calendario escolar afectan no solo a los estudiantes, sino también a los comercios y comunidades que dependen de la actividad económica generada por la presencia de alumnos y padres. Estas acciones reflejan una tensión entre la necesidad de reivindicar derechos laborales y la responsabilidad social de garantizar una educación estable y de calidad.
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La educación primaria y secundaria, que deberían ser la base sólida para el desarrollo cognitivo y social, hoy enfrentan un escenario donde muchos estudiantes muestran deficiencias en habilidades fundamentales como la comprensión lectora, el razonamiento matemático y la capacidad de análisis. Estudios internacionales, como los informes de la OCDE, señalan que México ocupa los últimos lugares en evaluaciones de rendimiento en estas áreas, lo que evidencia un problema estructural que se arrastra desde la educación básica. La consecuencia más preocupante es la formación de hábitos de menor esfuerzo.
Este fenómeno tiene raíces en la misma cultura educativa, donde la falta de autoridad, la desmotivación y la politización de la labor docente han contribuido a crear un ambiente en el que el esfuerzo y la excelencia no son valores prioritarios. La consecuencia se traduce en una cadena que afecta desde la formación profesional hasta la investigación y el desarrollo del país.
Es fundamental reconocer que para lograr un sistema educativo más sólido y efectivo, necesitamos profesores más comprometidos y motivados. Esto no solo implica ofrecerles mejores condiciones laborales y reconocimiento, sino también crear un entorno en el que puedan desempeñar su labor con confianza y seguridad. En muchas ocasiones, los docentes enfrentan ataques o críticas tanto de padres de familia como de alumnos, lo cual puede minar su autoridad y su motivación. Por eso, es importante fortalecer su respaldo institucional y social, promoviendo una cultura de respeto mutuo y diálogo constructivo. Solo así podrán defender su autoridad y ejercer su labor con dignidad, lo que a su vez impactará positivamente en la calidad de la educación y en el bienestar de toda la comunidad escolar.
Doctor en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo. Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.
Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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