“Salud Mental en tiempos de guerra”
Por el Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
En un escenario global marcado por tensiones crecientes, la posibilidad de una guerra mundial se ha convertido en una sombra que acecha nuestras mentes. La combinación de conflictos internacionales, crisis económica y polarización social genera un caldo de cultivo que afecta múltiples dimensiones de nuestra existencia. Es fundamental entender cómo estos elementos interactúan y qué impacto tienen en nuestras vidas, para poder afrontar con mayor conciencia los desafíos del presente y construir un futuro más resiliente.
La competencia por recursos, las disputas territoriales y las alianzas estratégicas se entrelazan en un escenario donde la diplomacia se ve sometida a presiones extremas. La tensión entre potencias, como Estados Unidos, China y Rusia, refleja no solo intereses económicos y políticos, sino también una lucha por la hegemonía global. La amenaza de conflicto armado se intensifica cuando las naciones sienten que sus intereses vitales están en juego, lo que puede derivar en una escalada que, en el peor de los casos, desemboque en una guerra de gran escala.
La historia nos muestra que, en momentos de crisis, la diplomacia y la empatía entre naciones son las herramientas más poderosas para evitar que las diferencias se conviertan en enfrentamientos devastadores.
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A nivel individual, la amenaza de un conflicto global genera niveles elevados de ansiedad y miedo. La incertidumbre sobre el futuro, la inseguridad económica y la exposición constante a noticias alarmantes alimentan un estado de tensión que puede afectar la salud mental de las personas. La ansiedad se manifiesta en síntomas físicos, emocionales y conductuales, y puede disminuir nuestra capacidad de tomar decisiones racionales.
Por otro lado, la polarización política y social se ha profundizado en estos tiempos. Las posturas extremas, alimentadas por la desinformación y la desconfianza, dividen a las comunidades y dificultan el diálogo constructivo. La percepción de amenaza común, en lugar de unir, a menudo refuerza los muros que separan a diferentes grupos, dificultando la búsqueda de soluciones colectivas.
Es crucial promover la empatía, la educación emocional y el pensamiento crítico para fortalecer la resiliencia psicológica. La capacidad de gestionar el miedo y la incertidumbre puede marcar la diferencia entre la desesperanza y la esperanza activa.
La economía mundial atraviesa una fase de inestabilidad, marcada por inflación, recesiones y desigualdades crecientes. La crisis económica no solo afecta los bolsillos, sino que también alimenta el malestar social y la inseguridad. La pérdida de empleos, la inflación y la incertidumbre sobre el futuro económico generan un ambiente propicio para el aumento del estrés y la desesperanza.
Este escenario refuerza la percepción de vulnerabilidad y puede ser utilizado por actores políticos para movilizar sentimientos de miedo y nacionalismo extremo. La economía y la política están estrechamente vinculadas, y su deterioro puede ser un catalizador para decisiones impulsivas que aumenten el riesgo de conflicto.
Frente a estos desafíos, la visión de futuro se presenta como un espejo de nuestras decisiones presentes. La historia nos enseña que los momentos de crisis pueden ser también oportunidades de transformación. La cooperación internacional, la empatía social y la innovación pueden allanar el camino hacia un mundo más justo y pacífico.
No obstante, si dejamos que el miedo y la división dominen nuestras acciones, corremos el riesgo de caer en un ciclo de autodestrucción. La responsabilidad recae en cada uno de nosotros: en cómo enfrentamos la incertidumbre, en cómo dialogamos con quienes piensan diferente y en cómo contribuimos a construir un entorno más solidario y consciente.
La paz no es solo la ausencia de conflicto, sino un compromiso constante con la comprensión, la empatía y la cooperación. Cada pequeña acción, cada palabra amable y cada acto de solidaridad contribuyen a construir un mundo más justo y armonioso. Así que, aunque los retos sean grandes, nunca subestimes el impacto que puedes tener desde tu lugar. Juntos, podemos crear un futuro donde la paz y la esperanza prevalezcan.
Doctor en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo. Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.
Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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