Varios migrantes en la frontera de México y Estados Unidos habrían recibido distintos tipos de abuso por parte de autoridades migratorias estadunidenses, acusaron las organizaciones de Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) y la Iniciativa Kino para la Frontera (KBI) en un informe publicado este miércoles
WOLA y KBI han documentado conductas abusivas y aseguran que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) tiene un problema persistente de abusos a los derechos humanos.
El documento revela pautas de comportamiento preocupantes que van desde el uso indebido de la fuerza hasta la puesta en peligro de personas vulnerables, pasando por la elaboración de perfiles raciales, la confiscación de objetos de valor, documentos o la insubordinación politizada.
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Basándose en denuncias puestas por las víctimas o por organizaciones no estatales, se han contabilizado 78 quejas formales entre 2020 y 2022 en Arizona (sur).
El 95% de ellas no hubo una investigación adecuada, ni se tomaron acciones disciplinarias y solo el 5% resultó en recomendaciones o medidas para el agente.
Los informes encontrados afirman que el aparato disciplinario del Departamento de Seguridad Interior estadunidense (DHS) y la CBP, rara vez emiten castigos significativos por comportamiento abusivo.
WOLA y KBI tienen conocimiento de 13 casos de muertes en las que hay razones para creer que los agentes pudieron haber usado fuerza letal en circunstancias en las que no está claro si enfrentaban una amenaza inminente o bien no pudieron evitar la muerte de un individuo bajo custodia.
La mayoría de las quejas son por sufrimiento, daños corporales y maltrato, con frecuencia se trata de actos cotidianos de crueldad que apuntan a una toxicidad generalizada.
Por ejemplo, en abril de 2021 varios agentes llamaron “terroristas”, “ratas” y “criminales” a una familia salvadoreña, incluida una madre con dos niños pequeños y les dijeron que no hablaban español cuando quisieron pedir asilo.
Los migrantes que llegan al país sin la documentación necesaria para entrar pueden permanecer en las instalaciones de la patrulla fronteriza hasta 72 horas mientras se procesan sus casos, pero en la práctica, según estas oenegés, algunos se quedan durante una semana o más.
A su salida denuncian condiciones insalubres en las que se les niega la higiene básica, no tienen intimidad ni siquiera para ir al baño y deben dormir en bancos o en el suelo, muchos, incluidos niños, reportan que se les niega comida o agua.
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