En tanto que el empleo de camiones de última generación Euro VI en la línea 7 del Metrobús permite que la exposición a partículas contaminantes de los pasajeros dentro del vehículo sea, incluso, menor que en otras líneas de ese transporte.
Al respecto, Arón Jazcilevich Diamant detalló que en el trabajo -hecho en conjunto con Iván Hernández Paniagua, ambos del ICAyCC- se evaluaron los impactos de las progresivas actualizaciones tecnológicas vehiculares en las líneas 1, 2 y 7 del Metrobús; así como 1 y 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, en diferentes horas del día.
Para ello, se recolectaron muestras de PM2.5 y se midieron las concentraciones en tiempo real, desde octubre de 2017 hasta marzo de 2020, dentro de las cabinas de autobuses BRT equipados con estándares de emisiones de diésel Euro IV, V y VI en el Área Metropolitana de la Ciudad de México.
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Especialmente las concentraciones de material particulado PM2.5 y diversos hidrocarburos poliaromáticos (HAP) a los que suelen estar expuestos los usuarios, añadió.
Los resultados, publicados recientemente en la revista Environmental Pollution, indican que las concentraciones máximas de PM2.5 en la cabina disminuyeron significativamente (p < 0,05) en 35 por ciento de los autobuses Euro IV a Euro V, y en 80 por ciento en los Euro VI con motor diésel.
Este último es bastante limpio: en cabina (dentro del autobús) la exposición está casi a la par con las concentraciones de la estación del Metro más cercana; se evidenció que entre más antigua es la tecnología, mayor es el riesgo, comentó el investigador.
Durante la charla “Algunos trabajos de la UNAM acerca de la exposición personal a la contaminación atmosférica en microambientes”, Jazcilevich Diamant recordó que es necesario tener una estimación precisa de inhalación de contaminantes atmosféricos, a fin de evaluar de manera realista los riesgos y diseñar e implementar de estrategias para controlarlos.
Es decir, se debe conocer lo que verdaderamente respira un ciudadano para ponderar cuáles son las políticas a seguir, para aminorar la situación, abundó el experto del grupo Fisicoquímica Atmosférica.
Este es uno de los trabajos realizados por Jazcilevich Diamant y su equipo, como el creado por el entonces doctorante Juan de la Cruz Zavala, quien en 2015 midió la exposición a vientos y emisiones contaminantes en la estación del Metrobús Ciudad Universitaria.
Los resultados mostraron que los peatones que caminan lento tuvieron un tiempo de exposición 17 por ciento más a la polusión, respecto a quienes lo hacen más rápido. Adicionalmente, los corredores y ciclistas la redujeron hasta en 57 por ciento y 73 por ciento, respectivamente, en comparación con los caminantes.
“En una simulación de una calle parecida a Delfin Madrigal se revisaron las emisiones ante la presencia y ausencia de un tope, donde se observó cómo se distribuye la contaminación, especialmente óxidos de nitrógeno y PM2.5”, explicó.
Jazcilevich Diamant desarrolla otra iniciativa que cuenta con el apoyo de la Universidad Nacional y la empresa internacional AQEarth, la cual proporcionará equipos de medición de contaminantes que se colocarán posiblemente en la estación del Metrobús Ciudad Universitaria, con el objetivo de analizar las concentraciones de PM2.5, monóxido de carbono, entre otros.
Se cuenta con la colaboración de la Facultad de Arquitectura, la cual construirá un dispositivo que llevará consigo cuatro detectores adicionales que serán desplazados por la estación y determinarán cuáles son los sitios más contaminados y el impacto de la llegada de los camiones.
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