La geógrafa y maestra en antropología Maricela Avendaño García, junto con Jesús Manuel Macías Medrano, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), han elaborado la primera base de datos de tornados en México.
Titulado “Tornados México”, el documento evidencia la presencia de estos fenómenos en estados como Michoacán, Hidalgo, Tlaxcala, Coahuila y la Ciudad de México.
Durante la conferencia “Tornados en México”, organizada por el Instituto de Geografía de la UNAM como parte del Fórum de Geografía, Avendaño García explicó que los tornados se pueden clasificar en dos tipos: tornados superceldas y no superceldas.
Los primeros se generan a partir de tormentas severas de larga duración con vientos en rotación, mientras que los segundos, generalmente menos severos, se forman bajo nubes cumulus congestus.
Para medir la intensidad de estos fenómenos se utilizan las escalas Fujita y Fujita Mejorada, que clasifican los tornados desde débiles hasta violentos y proporcionan detalles sobre los daños en viviendas y edificios.
Resultados iniciales.
La base de datos revela que 2015 fue el año con más tornados registrados entre 2000 y 2023, con un total de 98 eventos. Otros años con alta actividad tornádica incluyen 2016 con 74 tornados y 2021 con 61. En contraste, 2001 solo registró dos tornados y 2002 seis.
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Los meses con mayor frecuencia de tornados fueron mayo, julio y agosto, mientras que en los meses de invierno se registraron menos eventos. En términos de distribución geográfica, el Estado de México, Veracruz y Chihuahua son las entidades con mayor número de tornados, mientras que Aguascalientes, Baja California y Durango reportaron muy pocos.
Tornados en la cultura mexicana.
Avendaño García documentó que tanto comunidades prehispánicas como campesinos actuales en México identifican estos fenómenos con nombres como “culebras de aire”, “víboras de agua” y “colas de nube”, debido a su apariencia serpenteante.
Intensidad y categorización.
La mayoría de los tornados en México han sido clasificados como EF0 y EF1, indicando tornados débiles no mesociclónicos. No obstante, también se han registrado tornados más severos, como el de Piedras Negras en 2007 (EF3), el del zócalo de la Ciudad de México en 2012 (EF2) y el de Ciudad Acuña, Coahuila, en 2015 (EF3).
Avendaño García enfatizó la necesidad de una metodología estandarizada para registrar los daños y poder categorizar adecuadamente la intensidad de los tornados. Actualmente, muchos registros carecen de suficientes datos de daños para una correcta clasificación.
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