El Salón de la Plástica Mexicana (SPM), uno de los recintos más emblemáticos del arte en México y parte del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), alberga hasta el 8 de junio la Colectiva de artistas del SPM, una exposición que da cuenta de la riqueza, diversidad y complejidad del arte nacional.
La muestra congrega obras de artistas de distintas generaciones que han formado parte del SPM desde su fundación en 1949. En estos 75 años, el recinto ha reunido a cerca de 400 creadores, entre los que se encuentran leyendas del arte mexicano como Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Gerardo Murillo “Dr. Atl” y Pablo O’Higgins, así como jóvenes artistas contemporáneos que aportan nuevas miradas y lenguajes.
Entre las obras destacadas se encuentra Ciudad del silencio, de Tania Janco, una pintura de gran formato que sitúa al espectador en un escenario postapocalíptico donde una paloma blanca, símbolo de esperanza, irrumpe en medio de la devastación.
Toro de Minos, de Guillermo Meza (1917–1997), cumple 50 años de existencia. Su estética cargada de simbolismo y elementos mágicos evoca mundos fantásticos y primitivos, tal como lo describiera en su momento la crítica Ida Rodríguez Prampolini.
El diálogo con las raíces culturales mexicanas se hace presente en Ritos de turquesa en Cocomoráchi, de Luis Y. Aragón, donde se combinan referentes de la pintura rupestre con un tratamiento contemporáneo dominado por intensos tonos azules.
La obra En carne viva, de Uriel Parker (1966–2011), conmueve no solo por su potencia visual, centrada en la representación de corazones, sino también por su historia personal: fue posiblemente una de sus últimas creaciones antes de fallecer. Su corazón fue donado a un joven chileno, un gesto que impregna su obra de una dimensión humana profundamente simbólica.
La exposición también incluye escultura, como la de Deyanira África Melo, quien reinterpreta la figura clásica de la Venus de Milo desde una perspectiva feminista, despojándola de rostro para desafiar los cánones tradicionales de la belleza.
El arte popular también tiene su espacio en la pintura Paisaje queretano (1986), de Alfredo Serrano Lara, que retrata con sensibilidad la vida de provincia. Por su parte, Hombres, de Fanny Rabel (1922–2008), impacta con su uso de carmesí para representar un mundo consumido por las llamas de la desgracia.
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Uno de los momentos más enigmáticos de la exposición es un grabado anónimo de gran formato, en el que se representa a dos jinetes: la Muerte y un hombre que observa por última vez a su esposa e hijo. Una imagen de gran fuerza simbólica que habla de pérdida, tránsito y memoria.
Ubicado en Colima 196, colonia Roma, en la alcaldía Cuauhtémoc, el Salón de la Plástica Mexicana (SPM), abre sus puertas de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas, invitando al público a sumergirse en una muestra que no solo refleja la pluralidad del arte en México, sino que también dialoga con las emociones, los símbolos y las historias que conforman nuestra identidad cultural.
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