Con alegría, emoción y mucho orgullo por sus raíces, la escritora oaxaqueña Alicia Gregorio Velasco presentó su entrañable libro El gato que se perdió en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia del INBAL. Esta obra, escrita originalmente en lengua chinanteca, ha conquistado corazones no solo por su emotiva narrativa, sino por el poderoso mensaje que transmite: la importancia del respeto a los seres humanos, los animales y las lenguas originarias.
Durante el evento, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura, la autora compartió que la historia está inspirada en su infancia en San Antonio Analco, Oaxaca, y en el recuerdo de su abuelo y la pérdida de su gato, un suceso que marcó su niñez con tristeza y reflexión. Ese recuerdo se convirtió en semilla de creación y, con la colaboración de su madre, Alicia escribió y depuró el texto que en 2021 le valió el Premio del Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) a la creación literaria en lenguas originarias.

Lo más admirable es que El gato que se perdió no se quedó en un cajón: fue ilustrado por su familia y publicado por el Consejo Nacional de Fomento Educativo. Hoy, ha sido traducido a seis lenguas —ch’ol, o’dam, náhuatl, tseltal, tsotsil e inglés— y se distribuye gratuitamente en comunidades indígenas, llevando su mensaje de inclusión, amor y resistencia cultural a cada rincón posible.
Lo más admirable es que El gato que se perdió no se quedó en un cajón: fue ilustrado por su familia y publicado por el Consejo Nacional de Fomento Educativo. Hoy, ha sido traducido a seis lenguas —ch’ol, o’dam, náhuatl, tseltal, tsotsil e inglés— y se distribuye gratuitamente en comunidades indígenas, llevando su mensaje de inclusión, amor y resistencia cultural a cada rincón posible.
“Escribir en chinanteco es un acto de amor y de preservación”, expresó la autora, quien aseguró que esta lengua sigue viva, hablada por más de 137 mil personas. Detalló que se trata de una lengua tonal y glotal, compleja en su estructura y belleza, con hasta seis tonos que desafían toda traducción literal.

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Además de escritora, Alicia Gregorio es educadora comunitaria y una apasionada investigadora de la conciencia fonológica. Señaló que siempre ha sentido la necesidad de escribir sobre lo que la rodea, sobre sus vivencias y sobre lo que aún duele: la persistente discriminación hacia quienes hablan en su lengua materna. El gato que se perdió es una historia sencilla y profunda que invita a reflexionar sobre el racismo, el clasismo y la pérdida de la diversidad cultural.
Con este libro, Alicia no solo rescata memorias personales, sino que levanta la voz —con alegría y firmeza— en favor de las lenguas indígenas, del respeto y del derecho de contar nuestras propias historias. ¡Y vaya que su mensaje ha encontrado eco!
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