El Impacto de la incertidumbre: ANSIEDAD
Por el Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
En un mundo cada vez más interconectado, las relaciones entre países, especialmente entre naciones como Estados Unidos y otros, pueden generar un clima de inquietud y preocupación. Esta respuesta emocional es natural ante situaciones de incertidumbre. Las tensiones entre países pueden fomentar un ambiente de desconfianza. Por ejemplo, las políticas comerciales, las decisiones sobre inmigración y las intervenciones militares pueden afectar la percepción de seguridad y estabilidad en otras naciones. Cuando los ciudadanos sienten que su gobierno no puede manejar adecuadamente estas diferencias, la inquietud tiende a aumentar.
La falta de claridad en las políticas gubernamentales puede generar confusión y desconfianza. Cuando los ciudadanos no comprenden las decisiones que se toman o sienten que no hay una dirección clara, esto puede llevar a una sensación de impotencia. La violencia en el país ya sea a través de conflictos sociales, crimen organizado o protestas, puede crear un ambiente de miedo e inseguridad. La percepción de que el estado no puede garantizar la seguridad de sus ciudadanos contribuye a un aumento del malestar colectivo. La violencia no solo afecta a las víctimas directas, sino que también tiene un impacto psicológico en la población en general, generando un clima de tensión constante.
Este estado de inquietud también puede intensificar las divisiones políticas y sociales. En un clima de incertidumbre, las personas tienden a buscar grupos que compartan sus preocupaciones y miedos, lo que puede llevar a una mayor polarización. Esto se traduce en un discurso más agresivo y en la incapacidad de encontrar puntos en común, dificultando el diálogo y la resolución pacífica de conflictos. Estos factores tienen efectos devastadores en la salud mental de los individuos, aumentando los niveles de estrés.
Sin embargo, cuando las personas sienten que su seguridad y bienestar están en riesgo, pueden movilizarse para exigir cambios. Esto puede dar lugar a movimientos sociales que buscan abordar las causas de la violencia, la injusticia y la falta de claridad en las políticas. Aunque la inquietud puede ser debilitante, también puede empoderar a las personas a luchar por un futuro mejor.Es fundamental promover espacios de diálogo donde los ciudadanos puedan expresar sus preocupaciones y discutir sus diferencias, lo que puede ayudar a reducir la inquietud. La comunicación abierta entre el gobierno y la población es clave para construir confianza. Además, la educación sobre el funcionamiento del sistema político y la importancia de la participación cívica puede empoderar a los ciudadanos. Comprender cómo se toman las decisiones y cómo pueden influir en ellas puede disminuir la sensación de impotencia.
Es esencial ofrecer recursos de salud mental accesibles para aquellos que enfrentan problemas de ansiedad. Programas de apoyo psicológico y grupos de ayuda pueden proporcionar un espacio seguro para que las personas compartan sus experiencias y encuentren estrategias para manejar sus emociones. La salud mental debe ser una prioridad en cualquier sociedad que busque avanzar hacia un futuro más estable y equitativo.
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Incentivar a los ciudadanos a involucrarse en procesos democráticos, ya sea a través del voto, la participación en foros comunitarios o el activismo, puede ayudar a transformar la preocupación en acción. Reflexionemos sobre la importancia de la empatía y la comprensión en tiempos difíciles. Al escuchar las inquietudes de los demás y trabajar juntos hacia soluciones, no solo aliviamos nuestra propia angustia, sino que también contribuimos a la salud mental y emocional de nuestra comunidad.
Finalmente, es vital recordar que la ansiedad, aunque desafiante, puede ser un motor de cambio. Nos invita a cuestionar, a actuar y a buscar un futuro más justo y equitativo. En lugar de permitir que estos sentimientos nos paralicen, podemos transformarlos en una fuerza que nos impulse a construir un mundo mejor. La clave está en la conexión, la acción y la esperanza. Juntos, podemos enfrentar la inquietud colectiva y convertirla en una oportunidad para el crecimiento y la transformación.
Doctor en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo. Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.
Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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