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The Weeknd eriza la piel chilanga dos noches consecutivas

Un viaje distopico por su discografia fue lo que The Weeknd entregó al público mexicano por dos noches en CDMX

After Hours Til Dawn Stadium Tour es el nombre de la gira con la cual el artista nos muestra una historia llena de desamor, escapismo, promiscuidad, soledad, arrepentimiento y excesos; entre beats rítmicos, con una máscara que oculta su rostro y un brazo metálico, Abel Tesfaye entró con una capa oscura al escenario, al estilo de cualquier buen villano épico y acompañado por bailarinas ataviadas por mantas beige, para mostrar una ciudad acelerada y majestuosa que es destruida con ‘The Hills” como el punto de quiebre para que los edificios se incendien en el escenario principal.

Este viernes y sábado, The Weeknd convirtió el Foro Sol en una distopía fantástica; bajo un cielo despejado y con dos lunas asomándose, nos presentó su ciudad entre humo y luces. El artista no solo trajo todos los aspectos de la producción a la Ciudad de México para las dos noches programadas en la capital del país, sino que logró mantener la atención de más de 60 mil personas tan solo durante su primera presentación.

Los elementos se mantuvieron idénticos a lo que habían podido presenciar los fanáticos del artista anteriormente durante sus fechas en Estados Unidos y Europa; una superluna en el extremo de la larga plataforma y a la mitad, la figura de una mujer plateada de ojos luminosos del artista plástico Hajime Sorayama. La enorme estatua gira sobre sí misma y se rumora que podría ser un guiño a una de sus parejas más famosas, Bella Hadid. Es así que The Weeknd se acercaba a ella mostrando un amor melancólico a una figura con la cuál el futuro es incierto.

La energía en el espectáculo sufría repentinos cambios de emociones; a momentos, el ritmo  y los brazaletes en el público creaban un ambiente similar a la de una rave, con espacios perfectos para momentos más sentimentales al escuchar canciones como “Call Out My Name”. Sin embargo, el recinto guardó un silencio total antes de explotar en gritos de emoción cuando al inicio de “Faith”, el canadiense se retiró finalmente el casco robótico que ocultó su rostro durante la mitad del concierto.

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