Washington y Pekín retoman el contacto en medio de crecientes tensiones comerciales por tierras raras, sanciones tecnológicas y restricciones educativas.
En su primera conversación desde el inicio de la nueva guerra arancelaria, los presidentes de Estados Unidos y China, Donald Trump y Xi Jinping, buscaron rebajar las tensiones con una llamada telefónica que ha sido calificada como “muy positiva” por parte de Washington.
El diálogo se centró en temas comerciales, especialmente el acceso a las tierras raras, minerales fundamentales para la industria tecnológica global.
Durante la llamada, Xi Jinping extendió una invitación formal a Trump para visitar China, con el objetivo de “corregir el rumbo” de la relación bilateral. Además, el mandatario chino propuso activar el mecanismo de consultas establecido en Ginebra en mayo pasado, cuando ambas potencias acordaron una tregua parcial tras imponer aranceles del 145 % y 125 %, respectivamente.
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La conversación también abordó temas clave que han tensado las relaciones: mientras Washington acusa a Pekín de incumplir compromisos sobre la exportación de minerales estratégicos, China reprocha a EE.UU. la imposición de restricciones unilaterales en sectores críticos como los semiconductores y motores de avión.
La llamada fue solicitada por Trump, quien había manifestado su frustración por la falta de contacto directo con su homólogo. Xi, por su parte, afirmó que China ha actuado con “sinceridad y principios”, pero exigió reciprocidad por parte de EE.UU. y el levantamiento de sanciones. También subrayó la necesidad de restablecer el flujo de estudiantes chinos hacia universidades estadounidenses, un tema prioritario para Beijing.
A diferencia del primer conflicto comercial durante la anterior administración de Trump, esta nueva etapa muestra a una China más firme, utilizando una diplomacia institucional reforzada con mensajes históricos. Mientras EE.UU. lanza advertencias vía redes sociales, el gobierno chino canaliza su postura a través de portavoces oficiales y referencias al pensamiento de Mao Zedong.
Pese al tono conciliador de este nuevo contacto, las causas estructurales del conflicto —disputas sobre comercio, tecnología y soberanía— persisten. Las próximas rondas de negociación serán determinantes para definir si se abre una nueva etapa de entendimiento o si se profundiza la confrontación entre las dos principales economías del planeta.
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