Trastornos alimenticios en el deporte
Por Diego Dávila Cardoso
La alimentación es uno de los aspectos fundamentales en los seres humanos y en el deporte no es la excepción; por tanto, el tener un plan nutricional acorde a cada persona y al deporte practicado serán importantes para que los macro y micronutrientes ayuden no solo como combustible para el cuerpo sino también para la recuperación muscular y cerebral. Con normalidad se tiene la percepción que una dieta reducida en carbohidratos y grasas genera una baja en el peso corporal y que, basada en videos o tutoriales se pone a prueba para lograr los objetivos deseados sin supervisión de un especialista en la materia.
Otra de las situaciones comunes y que sucede con frecuencia en deportes principalmente de combate como lo es el boxeo, el kickboxing o la lucha o en deportes como el fisicoculturismo consiste en la omisión de alimentos días antes de la competición con la finalidad de dar un peso establecido o verse lo más estéticos posibles, sin tener en cuenta las consecuencias físicas, fisiológicas y psicológicas que conlleva.
Como se puede observar, este es un tema que no solo ataca a profesionales en el deporte sino también a personas que realizan ejercicio de cualquier índole de manera frecuente con la finalidad de conseguir un triunfo deportivo, teniendo en cuenta este logro como una meta específica del deporte practicado como lo puede ser la baja de peso con el ejercicio en el gimnasio, correr grandes distancias, la percepción de menor peso mayor agilidad, entre algunos otros.
La Organización Mundial de la Salud define a los Trastornos alimenticios como enfermedades que se caracterizan por la excesiva pérdida de peso de manera deliberada arriesgando la propia salud aplicando técnicas poco saludables. Cabe mencionar que estos trastornos se ubican en el tercer lugar entre las enfermedades crónicas más comunes y que afectan principalmente a la población adolescente o que dentro de esta etapa iniciaron con conductas sintomáticas que se desarrollan en la vida adulta.
Por tanto, la comunidad deportiva en general constituye en nuestros días una población con riesgo de desarrollar diversos trastornos alimenticios por el entorno que los rodea. Las redes sociales, los cuerpos estéticos, los resultados deseados, el compararse con otros practicantes del mismo deporte, dietas en Internet, aceleran la aparición de desórdenes alimenticios y no solo eso, sino también los justifica en pro de los resultados que se plantea obtener a veces a costa de la salud. Dichos trastornos se pueden presentar en cualquier etapa de la vida del individuo que practica deporte y no distingue entre hombres y mujeres produciendo la disminución de sus capacidades físicas y psicológicas sintiéndose con baja energía, debilidad, alteración del sueño, poca atención y concentración, irritabilidad, cambios emocionales, poca o nula relación con compañeros, entre los más importantes.
Si bien es cierto que, una rutina de alimentación balanceada se adquiere desde los primeros años de vida en casa, las situaciones externas, la información errónea, la nula educación nutricional, la percepción corporal al verse al espejo, puede modificar dicha alimentación y por consecuencia la aparición de algún trastorno alimentario. Como se puede observar, los trastornos también llamados de conducta alimentaria pueden llegar a ser multifactoriales y dependen de las herramientas de cada individuo y por qué pueden presentarse.
La psicología del deporte en todos los niveles de actuación de la actividad física pretende dotar de herramientas que apoyen en la prevención y tratamiento de dichos trastornos, con la finalidad de educar y aminorar la sintomatología a trabajar. Hay que recordar que el tratamiento dependerá del trastorno en particular y de la sintomatología presentada y con base en ello la actuación del psicólogo brindando la educación alimentaria correspondiente, el trabajo multidisciplinario con el nutricionista y en caso de ser necesario con un médico especialista sin olvidar las redes de apoyo con las que el practicante o deportista cuenta en el proceso.
En cuanto a la actuación del especialista de la salud mental será el encargado de brindar herramientas que normalicen los patrones de alimentación, crear objetivos que incluyan el reemplazo de hábitos poco saludables, estrategias de relajación que permitan controlar los estados de ánimo, técnicas de resolución de problemas, de afrontamiento de emociones y sentimientos, de cambios en pensamientos que provocan el comportamiento del trastorno, paro al pensamiento, registros de alimentación entre otros, que permitan la disminución de la sintomatología acorde al trastorno presentado y el correcto funcionamiento en su deporte practicado.
La prevención resultará fundamental en el conocimiento básico de los principios, beneficios y causas de una alimentación balanceada, necesidades alimentarias acorde al deporte practicado y etapa en la que se encuentra el deportista, el entendimiento de los trastornos alimentarios, sus síntomas y cómo detectarlos, así como el apoyo nutricional especializado al deporte practicado.
Diego Dávila Cardoso es Licenciado en Psicología por la Universidad del Valle de México, con formación en psicología clínica, social, educativa y organizacional.
Máster en Psicología del Deporte por la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte (En curso).
Cursos “Bases prácticas de la Psicología del Deporte”, “Herramientas Psicológicas para el entrenador deportivo”.
Diplomado “Psicología y Rendimiento Deportivo”.
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