Tras marcha contra la gentrificación, la mandataria llama a evitar discursos discriminatorios y anuncia medidas ante la crisis inmobiliaria.

Tras la primera marcha contra la gentrificación realizada el pasado viernes, la presidenta de México hizo un llamado a la población a no justificar la xenofobia bajo ninguna circunstancia, aunque reconoció que muchas de las demandas sociales son legítimas.

En conferencia de prensa, la mandataria recordó que México ha sido históricamente un país de puertas abiertas. “Recibimos a los republicanos españoles, a personas del Cono Sur durante las dictaduras, a migrantes guatemaltecos… México no es un país discriminatorio”, declaró.
Y enfatizó con firmeza: “No al racismo, no a la xenofobia, no al clasismo, no a la discriminación”.
El pronunciamiento surge tras la viralización de un video en redes sociales, donde una mujer insulta con connotaciones racistas a un policía capitalino. Al respecto, la presidenta confirmó que se investigará el caso, y reiteró que la discriminación es un delito con consecuencias penales.
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“No sabía que era argentina. Cualquier hombre o mujer que quiera venir a nuestro país tiene que respetarnos”, dijo.
Sobre el fenómeno de la gentrificación, la jefa del Ejecutivo aclaró que el problema no es la nacionalidad de quienes llegan, sino la especulación inmobiliaria alimentada por plataformas de renta a corto plazo. En ese sentido, adelantó que su gobierno, en coordinación con la Sedatu, diseñará mecanismos para evitar el encarecimiento de la vivienda y proteger el derecho a habitar las ciudades.

“México es un país abierto al mundo, pero también debemos garantizar que nadie sea desplazado de sus barrios por intereses económicos”, concluyó.

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