Políticas sobre Atención Psicológica en Situaciones de Contingencias Naturales y Protección Civil
Por el Dr. Horacio Rafael Rodríguez Montalvo
El 19 de septiembre es una fecha que resuena en la memoria colectiva de México, un día que ha dejado una huella imborrable en el corazón de sus habitantes. En un país propenso a diversas contingencias naturales, la atención psicológica en situaciones de crisis se ha convertido en un aspecto crucial de la protección civil. Es fundamental que esta atención se incluya en los simulacros, preparándonos así para manejar las emociones que estos eventos generan.
Terremotos, huracanes, inundaciones y otros desastres naturales no solo afectan la infraestructura física, sino que también dejan profundas cicatrices en la salud mental de las personas. El terremoto de 1985 en la Ciudad de México, que dejó un número difícil de contabilizar, con miles de muertos y heridos, es un claro ejemplo de cómo una crisis puede impactar no solo el entorno físico, sino también la psique colectiva. Más recientemente, el sismo de 2017 nos brindó una lección difícil de olvidar. A pesar de realizar el simulacro habitual del 19 de septiembre, muchos no lo tomaron en serio. La falta de compromiso se hizo evidente, y cuando el temblor ocurrió, aunque no causó el mismo daño que el de 1985, dejó un saldo trágico de vidas perdidas, daños estructurales y un caos emocional palpable. Este evento subrayó la necesidad de una respuesta integral que incluya la salud mental como parte esencial de la atención a las víctimas.
Los huracanes, como el Huracán Patricia en 2015, también han demostrado que la recuperación no solo implica la reconstrucción de viviendas y la restauración de servicios básicos. Es igualmente importante atender el bienestar emocional de las comunidades afectadas. Las secuelas psicológicas, como el estrés postraumático, la ansiedad y la depresión, pueden perdurar mucho después de que las aguas hayan vuelto a su cauce.
A pesar de la creciente conciencia sobre la importancia de la salud mental en situaciones de emergencia, muchas políticas en México aún no contemplan de manera adecuada esta atención. La falta de protocolos claros y recursos suficientes puede llevar a que las necesidades emocionales de las personas queden desatendidas.
Actualizar las Políticas de Atención Psicológica en Situaciones de Emergencia implica no solo integrar la atención psicológica en los planes de emergencia, sino también capacitar a los profesionales de la salud y a los equipos de respuesta ante desastres en el manejo de crisis emocionales. Por ejemplo, el Sistema Nacional de Protección Civil podría establecer programas de formación para que los rescatistas y voluntarios reconozcan signos de trauma y puedan ofrecer apoyo emocional básico. Además, es fundamental realizar cursos previos a los simulacros sobre primeros auxilios psicológicos y diseñar planes de atención para quienes pierden bienes, seres queridos o mascotas. Establecer puntos de coordinación es esencial para enfocar los esfuerzos y evitar que las personas, aunque bien intencionadas, actúen sin un orden que facilite la ayuda necesaria.
La resiliencia de una comunidad no solo se mide por su capacidad de reconstruir infraestructuras, sino también por su habilidad para sanar emocionalmente.
Al priorizar la salud mental en situaciones de contingencia, no solo estamos cuidando a las personas afectadas, sino que también estamos sembrando las semillas de una sociedad más fuerte y unida.
Recordemos que, tras cada desastre, hay historias de vida que necesitan ser escuchadas y corazones que requieren ser sanados. La verdadera recuperación comienza cuando entendemos que el bienestar emocional es tan vital como la reconstrucción física. Por ello, deseo que toda la comunidad se involucre en los simulacros y los fortalezca con planes familiares que les ayuden a saber qué hacer, facilitando así la búsqueda y la acción conjunta como familia.
Doctor en la Facultad de medicina, en el área de ciencias de la salud con especialidad en salud mental en el trabajo. Consultor y conferencista en transformación organizacional – humano, en diversas empresas privadas y públicas.
Docente en los niveles de licenciatura, maestría, doctorado, especialidad y diplomado, en las carreras de: Psicología, administración, educación, mercadotecnia, alta dirección y desarrollo humano.
Especialista invitado en programas radiofónicos, publicaciones en periódico, revistas impresas/ electrónicas, redes sociales, plataformas y televisión con temas del comportamiento humano.
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